«La ausencia de ruido es buena, lo que no es bueno es la falta de sonido»

Tamara Montero
tamara montero SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

PACO RODRÍGUEZ

Ángel Sesar participó con una conferencia en la semana cultural del IES Antonio Fraguas

18 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Qué ocurre cuando una persona sufre una sobreexposición al ruido? Es la pregunta que ayer respondió el neurólogo del CHUS Ángel Sesar, que participó en la semana cultural del IES Antonio Fraguas, que este año está centrada en el sonido y el silencio.

-¿Qué ocurre en un cerebro con sobreexposición al ruido?

-Más que en el cerebro, qué ocurre en el organismo. Desde luego el órgano más afectado es el oído, que literalmente se puede destrozar. Ya es bastante horrible quedarse sordo, pero pueden pasar cosas más horribles, como tener dolor, ruido continuo en el oído, que es algo terriblemente molesto o que tengas vértigo, que estés inestable. Después hay un impacto psicológico del ruido. Los sujetos que están continuamente sometidos a ruido acaban teniendo ansiedad, depresión o irritabilidad. E insomnio, que es también un problema porque durante el día tienen fatiga, somnolencia, falta de concentración, menor rendimiento en el trabajo, son más propensos a tener accidentes de tráfico...

-¿Y en el resto del organismo?

-También se ha demostrado que el ruido puede producir alteraciones del aparato cardiovascular. Puede aumentar la tensión arterial, con todo lo que eso supone como factor de riesgo de enfermedades graves como el ictus o el infarto de miocardio. Finalmente hay algo preocupante, que es el efecto en el desarrollo de los niños. Las mujeres sometidas a ruido tienen hijos con menor peso. Los niños que están en ambientes ruidosos tienen más dificultades para el aprendizaje, para adquirir el lenguaje, tienen dificultad en la lectura y, en definitiva, eso acaba causándoles problemas de autoestima.

-¿Son habituales los trastornos por exposición al ruido?

-Se ven con mucha frecuencia personas que van perdiendo el oído. No tiene por qué ser causa efecto, y entre los antecedentes suele haber exposición a ruidos intensos. Luego está el trauma acústico, más infrecuente.

-Hay la creencia que dice que España es una sociedad ruidosa.

-[Sonríe] Hombre, hablamos muy alto, eso es verdad. En un lugar público no se puede hablar como en el salón de casa. Yo creo que a todos nos ha pasado que nos hemos enterado de la vida y milagros de los que están en la mesa de al lado. Esa es una costumbre que podríamos cambiar. [Ríe].

-¿El ruido diario puede llegar a hacer daño?

-Puede llegar a hacer daño. Aquí hay dos factores, que es la susceptibilidad individual, porque no todo el mundo resiste de la misma manera el ruido, y obviamente la intensidad del ruido. Si es muy alto, ni susceptibilidad ni nada. Santiago no es una ciudad especialmente ruidosa salvo en hora punta, pero sí hay ciudades tremendamente hostiles en este sentido.

-¿Podemos hacer algo para evitar la sobreexposición?

-Hay cosas que dependen de nosotros y cosas que dependen de los poderes públicos. Yo creo que sí que hay una cierta concienciación de que el ruido es perjudicial, y hay leyes que se cumplen regular, creo yo. Individualmente podemos huir del ruido. Hay una cuestión que puede ser importante, que es escuchar la música con auriculares, no subir el volumen, porque no es excesivamente bueno.

-Hablamos de ruido. ¿La ausencia de sonido también puede ser perjudicial?

-La ausencia de ruido yo creo que es buena. Lo que no es bueno es la ausencia de sonido. Los sonidos agradables nos ponen a todos de mejor humor. El silencio absoluto creo que tampoco es bueno. Lo que tenemos que buscar es el sonido agradable y evitar el ruido.

El protagonista. Ángel Sesar es neurólogo en el Hospital Clínico de Santiago e investiga, entre otras cosas, la enfermedad de párkinson.

El proyecto. El IES Antonio Fraguas dedica este año su semana cultural al sonido y al silencio con numerosas actividades hasta el viernes.