Rogelio Leira: «El dolor de cabeza preocupa mucho porque puede ser muy incapacitante»

joel GÓMEZ SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

PACO RODRÍGUEZ

El neurólogo del CHUS coordinó un estudio estatal sobre la toxina botulínica como tratamiento preventivo

03 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Más del 66 % de las personas que padecen migraña crónica responden positivamente al tratamiento con toxina botulínica en los primeros tres meses y, al cabo de un año, casi el 80 % de ese grupo de pacientes muestran más de un 50 % de reducción en el número de dolores de cabeza por mes. En todos los casos se verificó una reducción en la cantidad de episodios, en su intensidad y en la utilización de tratamientos y medicación complementaria. Esta es una de las principales conclusiones de un estudio realizado durante un año en 13 unidades de cefalea de España. Se efectuó con casi un millar de pacientes y lo coordinó Rogelio Leira, neurólogo del Hospital Clínico, quien resalta que «nunca se había hecho en España una investigación semejante con tan elevado número de pacientes».

En ese trabajo colaboraron especialistas del Grupo de Cefaleas de la Sociedad Española de Neurología. La toxina botulínica es una neurotoxina elaborada por una bacteria denominada Clostridium botulinum. Por los efectos que produce se usa como medicamento para tratar ciertas enfermedades neurológicas; y tiene otras aplicaciones, como producto cosmético para las arrugas faciales. En el Clínico se utiliza habitualmente para tratar los dolores de cabeza. «El último año he tratado a pacientes con más de mil infiltraciones, y algunas personas me han comentado que les ha cambiado la vida», sostiene Rogelio Leira.

«El dolor de cabeza preocupa mucho porque puede ser muy incapacitante. De hecho, la OMS incluye la migraña entre las cinco primeras causas de invalidez», agrega este especialista.

Las conclusiones del estudio estatal que coordinó las publicó European Journal of Neurology, revista de referencia internacional. Destacan que «continuar con el tratamiento de las migrañas crónicas con toxina botulínica no solo hace que disminuya gradualmente el uso de otros tratamientos, sino también los días de discapacidad, las visitas a emergencias o los posibles efectos adversos del tratamiento». Resalta que solo un 12 % de ese colectivo de pacientes presentaron eventos adversos después de la primera dosis, el 10 % leves. Transcurridos 12 meses, el 95 % no informaron de nuevos episodios, «lo que sugiere que la exposición continua mejora la tolerabilidad», señala un documento sobre este asunto de la Sociedad Española de Neurología.

Entre los principales hallazgos del estudio destaca asimismo que «las posibilidades de que sea eficaz aumentan cuanto menos tiempo pasa entre el momento en que se cronifica la migraña y el inicio del tratamiento. El análisis de los datos obtenidos muestra que los pacientes que llevan menos tiempo sufriendo esta enfermedad, los que manifiestan menos días de discapacidad por mes y un dolor de cabeza más leve, tienen más oportunidades de responder de forma positiva al tratamiento con toxina botulínica».

Leira manifiesta que, por la preocupación que ocasiona este problema de salud, se ha decidido promover un registro estatal de pacientes con migraña crónica. «Una persona migrañosa puede tener tres o cuatro crisis al mes, de las que un par de ellas requieran guardar cama y tomar fármacos, y en ocasiones seguir un tratamiento preventivo durante períodos de tres a cuatro meses. Si la persona comienza con crisis a los 20 años, y eso ocurre en ocasiones, 20 años más tarde habrá pasado sobre 500 días en cama; y consumido unas 5.000 pastillas, o más, para tratar este problema. Por eso se buscan soluciones para mejorar la calidad de vida de un colectivo tan amplio», manifiesta Leira.

Especialista. Rogelio Leira es neurólogo del CHUS. Se especializó hace años en tratar dolores de cabeza.

Enfermedad. La Sociedad Española de Neurología tiene un grupo específico para el estudio de las cefaleas. Hace unos años lo coordinó Rogelio Leira, quien ahora lidera un grupo semejante en la sociedad gallega de la especialidad.