Una Semana Santa con apellido turístico y una agenda menos estival

Xosé manuel cambeiro SANTIAGO / LA VOZ

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ABRALDES

Viveiro y Ferrol llevan sello internacional, pero la distinción de Santiago la colocará en el mapa turístico de la Pasión

01 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Culmina la Semana Santa, una más de las que han discurrido en las últimas décadas en Santiago. El año próximo (a este le pilló el morlaco del retraso) no será una más. Las guías y carteles lucirán el nuevo apellido «Festa de Interés Turístico». El registro de la Xunta acuñó el expediente en abril del 2017, remitido por el Concello y las Cofradías, y el pasado jueves le puso el cuño el Consello Galego de Turismo.

No es para gritar «Viveiro, Ferrol, xa estamos aquí». No riman ni la consigna ni el calado de las celebraciones. Viveiro y Ferrol llevan sello internacional. Pero la distinción a Santiago lo colocará en el mapa turístico de la Pasión. Y el morado de las fechas le ahorrará a Raxoi 100.000 euros en pirotecnia. Quienes lleguen a la ciudad en esa semana sabrán que han arribado a un destino donde las fechas ya no son anodinas como hasta ahora, sino de interés. Si el estallido festivo de la Resurrección se acompañase de la Feira do Botelo, sería genial, pero el Consello de Turismo la declaró en Fonsagrada en esa reunión. Y muy bien declarada, como la del caldo de Mourente.

La ciudadanía y la industria aguardan que el renombre que se le concede a la Semana Santa compostelana crezca con el tiempo, y con ella la riada forastera. Es una de las aspiraciones del sector turístico: que se le llene de eventos el año, a ser posible en las épocas alejadas de la cresta turística. Alcanzar esta meta es una asignatura pendiente cuya aprobación requiere codos, porque los hoteleros divisan ahí un erial tremendo, con matojos. Y desea una fronda de eventos, reuniones, congresos y acontecimientos que recuperen el latir de la ciudad y de los dormitorios.

Andadura fértil

Turismo de Santiago ha hecho pública una agenda de congresos y eventos que apuntan un buen camino, pero curiosamente el cronista se ha fijado más en los simposios que asoman tímidamente en el 2019, a tanta distancia. ¿Tímidamente? Veamos: dos congresos médicos de 2.000 personas cada uno; otro de 1.500; y dos de 1.000. Las pocas matemáticas que aprendió el cronista, pero refrendadas con exámenes reales, le sirven para computar 7.500 participantes.

Figuran además varios congresos que se sitúan en el primer cuatrimestre del año. El dato no es trivial, porque menta la bicha, es decir, la etapa más desértica de la temporada. ¿Flor de un día? Ya se verá a medida que avance el calendario: Raxoi piensa que será flor de años. Veremos también si el nombre Spain Convention Bureau es solo lucimiento credencial o abre puertas.

Flavia Ramil, la gerente de Turismo de Santiago, dice que si no fuese por la Convention muchos de los congresos programados no aterrizarían en Compostela, que no funciona el encantamiento sin un trabajo detrás, incluido el desplazamiento a las sedes de los colectivos organizadores para apoyar la candidatura de Santiago. Ramil enumeró más de media docena de armas de asedio a un congreso, sin el apoyo de la NRA. Si esta andadura es fértil, y los cuatrimestres más tristes se pueblan de congresistas, Raxoi habrá de mantener el rumbo.

El optimismo brota del prometedor despunte del 2019, pero el tamaño del cuerpo congresual de ese año empezará a revelarse en los próximos meses. Los recepcionistas de hoteles aspiran a matar el aburrimiento en las épocas de letargo descolgando decenas de llaves. Su tintineo importa más que las dialécticas del turismo de otoño-invierno. Nunca se conjugó tanto el verbo desestacionalizar, bastante engorroso.

Hablando de conjugación en el sector del turismo, no parecen coincidir mucho los tiempos verbales del Concello y de los propietarios de pisos de uso turístico. Ambas partes comulgan con tesis diferentes, y Raxoi ha de convencer al colectivo de que sus tesis no son indigestas ruedas de molino. Que el núcleo del problema es una ciudad histórica baja de pulsaciones.

Es la pugna de dos criterios: la rentabilidad turística, a caballo de las viviendas, y la vitalidad del centro histórico. Si la primera patea a la segunda y engulle hogares, es obligado detener la hemorragia residencial. Sobre todo si, como refleja el estudio de Raxoi, también se traga los impuestos y fomenta la deslealtad.

Como decíamos hace diez años...

Después de una década de travesía en el desierto, la vivienda pública vuelve a enseñar la patita en O Castiñeiriño. La Xunta ha puesto el foco en un pequeño enclave, precisamente en el barrio en el que los hogares protegidos encontraron más cariño en las pasadas décadas. Y si hay sitio para más cariño, también se agradece, aunque puede repartirse por la ciudad. En el nuevo polígono irán emplazadas 24 viviendas. Está bien. Es un buen gesto. No obstante, harían falta veinte gestos como este para completar la demanda de domicilios públicos inscrita en el registro único administrativo: quinientos peticionarios. Una vez recuperado el eslabón perdido, todo es ir colocando nuevos proyectos residenciales. El eslabón de Xoán XXIII ya no encaja en esta cadena, dice la Xunta. La biblioteca ya tenía preparados cien carnés de vecindad.