El trucaje de cuentakilómetros hizo «popular» a Grimm entre los talleres

La Voz SANTIAGO / LA VOZ

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XOAN A. SOLER

El caso Trucarro se valió de la numerosa documentación que guardaba el alemán

17 mar 2018 . Actualizado a las 00:30 h.

Johann Grimm era «popular y demandado» por el sector de la compraventa de coches usados de toda Galicia y otros puntos de España por su capacidad técnica para alterar los cuentakilómetros digitales. Así lo hace constar el fiscal en su escrito de acusación contra el principal encausado en la denominada operación Trucarro, que hace diez años desató la mayor investigación policial contra la masiva manipulación de estos dispositivos.

Grimm era además un hombre meticuloso que conservaba amplia documentación de los trabajos realizados, por lo que al registrar las instalaciones en las que el alemán tenía su empresa, Truck and Car Technology Sistems, en el polígono de Milladoiro y en Vilar de Calo, la Guardia Civil encontró información suficiente para investigar decenas de concesionarios y talleres de las cuatro provincias gallegas. Inicialmente fueron más de doscientas las empresas que estuvieron en el punto de mira de la operación Trucarro, aunque finalmente en el banquillo de los acusados se sentarán los responsables de 21. A partir del registro en T&C TS, realizado el 30 de septiembre del 2008, la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil de A Coruña inició la investigación «de una masa de engaños llevada a cabo por los vendedores de vehículos usados» que incluyó múltiples registros en concesionarios y talleres durante los años 2008, 2009 y 2010, si bien las pesquisas se prolongaron hasta el 2016, debido a la enorme cantidad de documentación acumulada, así como las numerosísimas declaraciones requeridas a presuntos perjudicados y tasaciones que hubo que realizar. La causa fue instruida por el juzgado número 2 de Santiago, que cuando estalló el caso estaba dirigido por el magistrado Javier Míguez.

Según las calificaciones provisionales del fiscal, Johann Grimm y sus cuatro empleados, también acusados, realizaban la manipulación de los cuentakilómetros tanto en las instalaciones de T&C TS como desplazándose a las empresas de automoción que requerían sus servicios. Para trucar los cuentakilómetros se valían de unas máquinas denominadas D-Consult y D-Pro. El fiscal señala que Johann Grimm era quien tenía el poder de dirección de la empresa y sus empleados actuaban como subalternos suyos, pero todos ellos «asumían que estaban alterando la manifestación visible de una característica esencial para quien en lo sucesivo comprara el vehículo en cuestión».

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Numerosos estafados ya aceptaron indemnizaciones

Johann Grimm sabía que rebajando el kilometraje «coadyuvaba a que los responsables de los establecimientos de reventa de vehículos consiguieran la venta de tales vehículos sobre la base de una apariencia de kilómetros recorridos que no se correspondía con la realidad». Por esta presunta responsabilidad, el fiscal pide para el alemán y sus cuatro empleados penas por delito de estafa continuada equivalentes a la suma de las solicitadas -de 6 a 30 meses- para cada uno de los demás acusados, lo que totaliza 37 años de cárcel. Grimm fue el único de los investigados que llegó a estar en prisión preventiva, en octubre del 2008.

La rebaja del número de kilómetros en las 305 ventas de vehículos supuestamente manipulados que se verán en el juicio del caso Trucarro -cuyo inicio fijado para ayer fue aplazado en principio hasta el martes debido a la huelga de los funcionarios de Justicia- oscilaba mucho, si bien los de mayor frecuencia rondan entre la mitad y la tercera parte del número real. En función de la cantidad de coches trucados y de la cuantificación económica del número de kilómetros rebajados, cada empresa y solidariamente Grimm y sus empleados, tendrá que pagar indemnizaciones a los perjudicados entre 2.892 euros, una de la comarca de Sar, hasta 214.500 euros otra de A Coruña. Hasta un centenar de estafados ya habrían cobrado mediante acuerdos de conformidad.