La práctica totalidad de las viviendas que se venden en Santiago son de segunda mano

La Voz SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

SANDRA ALONSO

Las transacciones crecen en la capital hasta aproximarse a niveles anteriores a los de la crisis. Las promociones de inmuebles nuevos empiezan a moverse ahora

19 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La reactivación del mercado inmobiliario de Santiago llega con el tirón de la vivienda de segunda mano en espera de que empiecen a salir al mercado las promociones nuevas que se están concluyendo y, en mayor medida, que se están poniendo en marcha en la capital tras el frenazo impuesto tras el estallido de la burbuja que arrasó el sector. Los signos de una moderada recuperación son claros, como demuestra el registro de transacciones, que entre enero y septiembre del 2017 -últimos datos oficiales conocidos- alcanzaron las 450 compraventas, frente a las 578 de todo el año 2016 y 381 del 2015. La vivienda de segunda mano acapara la práctica totalidad de estas operaciones, ya que de las citadas 450, solo 15 correspondieron a inmuebles de nueva construcción.

El informe de la Secretaría de Estado de Vivienda sitúa al sector inmobiliario de Santiago, por número de transacciones, en la senda de los ejercicios inmediatamente anteriores al desenfreno de la construcción que acabó en la peor crisis de las tres últimas décadas. Ese techo se registró en los años 2007 y 2008, con 1.612 y 1.301 operaciones de compraventa en el municipio, producto de una demanda motivada por la inversión refugio de capitales y frecuentemente especulativa. En ambos casos fueron mayoría las viviendas nuevas adquiridas, 1.141 y 939, respectivamente. La comercialización tocó fondo en el 2015, con solo 381 viviendas vendidas, 54 de ellas sin uso anterior.

Únicamente las promotoras inmobiliarias más consolidadas y saneadas resistieron el terremoto de una crisis económica que hizo una durísima criba en el sector. Las que han resistido son las que actualmente están volviendo a levantar edificios residenciales en la ciudad o lanzando proyectos en emplazamientos como Cornes, Santa Marta, Romero Donallo, Vidán, Tras Paxonal, San Lázaro o Pontepedriña.

En la radiografía actual del sector también destaca la dificultad de encontrar vivienda protegida en Santiago: solo 17 de las 450 vendidas en los nueve primeros meses del año pasado lo eran.

«Stranger things» del alquiler en Santiago

La búsqueda de piso supone encontrarse con una dimensión paralela donde Santa Marta se extiende a Fontiñas o Roxos

patricia calveiro

Buscar un piso de alquiler es una odisea en Santiago, donde la demanda estudiantil ha favorecido la aparición de una dimensión paralela. Una bolsa de apartamentos antiguos, más o menos asequibles, en los que es difícil encontrar dos muebles que hagan juego y teletransportan al inquilino al mundo del gotelé de brocha gorda y alicatados de los años 80. Al otro lado de la línea que separa ese microcosmos de la realidad, están los apartamentos que han evolucionado con el paso de los años, que proliferan en la medida en la que uno se aleja del centro y se adentra en barrios más alejados del campus. Hasta aquí nada nuevo. Sin embargo, la picaresca de propietarios e inmobiliarias ha llevado a crear una tercera dimensión virtual en los portales de búsqueda de viviendas en la que desaparece cualquier frontera. Todo puede pertenecer al reinado de Santa Marta, la zona de moda.

Es el cebo. Un reclamo para llamar la atención de los inquilinos potenciales, que no siempre se manejan en el callejero compostelano para detectar el error a primera vista. Santa Marta vende. Su reino se extiende así hasta la rúa Nova de Abaixo, San Pedro de Mezonzo, Galeras, Fontiñas y hasta Roxos. Algún profesional del sector inmobiliario reconoce, off the record, que se utiliza como gancho cuando un inmueble lleva mucho tiempo desocupado o simplemente interesa alquilarlo pronto. «A veces las propias páginas web sitúan mal la ubicación de los pisos», puntualiza Estefanía Gómez Ríos, socia de Fogar Compostela. «Te la puede poner por error en Santa Marta o en Meixonfrío», añade.

¿Por qué está de moda Santa Marta? Precisamente, por su ubicación. «La gente reclama esa zona porque está al lado del hospital, cerca del centro y a un paso del campus sur. Además tiene una buena salida por el sur», explica Estefanía Gómez.

El que antes era un barrio de la periferia de casas humildes ha visto como crecían los edificios nuevos, cuyos precios se dispararon hasta equipararse a los de Palma de Mallorca o los del propio casco histórico compostelano (el metro cuadrado es un 30 % más caro que en el entorno del campus norte, por ejemplo, según el portal Idealista).

El alto precio de los alquileres está provocando un pequeño éxodo, subrayan en las inmobiliarias: «Las parejas jóvenes suelen irse a pisos que están a las afueras, porque son más nuevos y más económicos».

Pero la dimensión paralela creada en torno a Santa Marta no es el único Stranger thing del alquiler en Santiago. Hay otros fenómenos extraños. Visto: Piso en Rodríguez de Viguri, «es muy caliente» aunque no tiene calefacción, dice el anuncio. Al menos, advierte de esta circunstancia. Otro caso real: Estudio de 25 metros cuadrados en la rúa das Hortas a 350 euros el mes (a 14 euros el metro cuadrado, a la altura de Madrid o San Sebastián, nada menos) y, cómo no, dentro del gran reino virtual de Santa Marta.

Y, si lo que se busca es una vivienda en el centro, que supere los 50 metros cuadrados, con un presupuesto ajustado (pongamos la mitad del salario mínimo interprofesional, unos 370 euros), con zonas donde aparcar o garaje y que, por encima, que admita mascotas... ¡Suerte! El mundo animal no es bienvenido en la gran mayoría de las propiedades en alquiler. «Los dueños han tenido malas experiencias». Es el mantra que repiten los profesionales. La criba es drástica: de 268 viviendas que anuncia Fotocasa en Santiago solo 4 son pet-friendly.