«Los bazares terminaron con muchos comercios de disfraces de calidad»

Margarita Mosteiro Miguel
marga mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

SANDRA ALONSO

En Santiago «hay poca tradición, pero a las fiestas de carnaval se quiere ir bien»

27 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Los disfraces no son solo para carnaval, y de eso sabe mucho Beatriz Sieira López, que regenta el comercio Chimpos en la calle República do Salvador desde hace 18 años, aunque lo fundó hace tres décadas. En su establecimiento hay 3.000 disfraces y multitud de complementos para sus trajes. El más antiguo de todos es un vestido de María Tudor para una niña de 10 años, que ella misma vistió hace cuarenta, y que está «como el primer día, porque la tela es de calidad, e incluso es más antigua aún».

De sus percheros cuelga el vestuario de películas y de series de televisión, pero también los trajes que se emplean en los desfiles de Navidad y de carnavales, y que muchos son propiedad del Concello, pero «nos encargamos nosotros de tenerlos a punto».

A Beatriz Sieira no se le resiste ningún tema, y prácticamente todas las ideas que se les puedan ocurrir a sus clientes tienen una opción en Chimpos. Aunque a simple vista pueda parecer que los trajes de época son los más numerosos, «solo son los más vistosos y los que más llaman la atención, pero hay de todo. Desde superhéroes hasta clásicos, pasando por trajes de los años 60, 70; y los que no hay, se hacen», explica. Bety, como es más conocida en Santiago, recuerda que hace años «había bastantes más sitios donde comprar disfraces o alquilarlos, pero los bazares chinos acabaron con casi todos. No voy a hablar de calidad, pero no queda mucha oferta buena».

Beatriz apunta que, si bien los carnavales son una época importante de trabajo, «no es, ni mucho menos la única, ni las más fuerte. Los festivales de fin de curso generan mucha demanda de disfraces, y también en Semana Santa, cuando preparamos los trajes de las procesiones». El mundo del disfraz es «bastante más variado de lo que creemos». De hecho, Santiago no es una ciudad «con mucha tradición. Los compostelanos no se disfrazan tanto como otras ciudades. Aquí vienen de toda Galicia a buscar disfraces, y Ourense y Pontevedra son más de disfrazarse.

En Santiago, los adultos no van disfrazados por la calle. Si van a una fiesta, quieren ir bien. Les gusta ir muy bien, pero para la calle, nada». Cuando acuden a su comercio en busca de un traje para el carnaval suelen aceptar consejos, «muchos vienen y ya me preguntan, de qué voy a disfrazarme este año». A los que se visten para una cena o una fiesta de carnaval, Beatriz prefiere aconsejarles que vayan cómodos: «No es buena idea ir con un traje muy aparatoso, si la intención es bailar toda la noche; si vas a estar sentada, no es lo mismo. En general, la gente quiere ir guapa, muy guapa, y muchas veces, no les importa soportar un poco de incomodidad para ser la más guapa o el más guapo de la noche». Beatriz tiene claro que «yo prefiero ir cómoda para pasarlo bien».

A su comercio no solo acuden personas en busca del disfraz perfecto para una fiesta o para formar parte de una comparsa, a Beatriz recurren los invitados de bodas temáticas, e incluso los novios de un matrimonio diferente. El pasado verano una pareja alquiló los trajes de La Bella y la Bestia para su boda, que se celebró en Santiago, «y fueron la sensación; iban por la calle y les hicieron cientos de fotos». Hace unos años «tuvimos unos novios que se casaron en el Castro de Baroña y se vistieron de celtas. Ahora quieren hacer una ceremonia para su hijo, y también repetirán tema». El colmo de la originalidad fue el de una pareja de Salamanca que se casó con la ropa de Star Wars: «El padrino era de aquí y fue con el disfraz de Chewbacca».

La protagonista. Beatriz Sieira López regenta desde hace 18 años un negocio de venta y alquiler de disfraces. Ahora en República do Salvador, pero durante 28 años en Quiroga Palacios.

El más antiguo. El traje más antiguo es uno de María Tudor, que tiene cuarenta años, para una niña.