Hasta siete personas duermen y depositan sus bienes en plena rúa da Acibechería

Ninguna de las personas que han elegido los soportales de la rúa da Acibechería responden al perfil de indigente. Ni siquiera al de sintecho. La primera en llegar fue una mujer de nacionalidad alemana que se asentó antes de las Navidades y que permaneció allí durante varias semanas. Junto a ella durmieron otras personas durante varios días. Los vecinos y los comerciantes llegaron a contar hasta siete pernoctando en la calle. Pero cuando esa mujer se fue llegó una joven de nacionalidad francesa, por lo que la situación continúa siendo la misma.

Lo habitual es que duerman en sus sacos tres o cuatro personas cada noche. Los comerciantes insisten en que no es el mismo caso del Toural, porque estas personas no increpan a visitantes ni a vecinos, aunque han hecho de la calle su hogar y dejan allí sus pertenencias todo el día.

En una jornada normal, se cobijan en sus sacos al anochecer y, al despertar, toman unas frutas antes de ir a los locales próximos para desayunar. No siempre dejan sus bienes recogidos, lo que en muchas ocasiones tienen que hacer los propios vecinos para poder entrar o salir de sus casas y negocios. Los cartones quedan apilados en la calle hasta que, si hay suerte, acuden trabajadores de Urbaser a retirarlos. En la mañana de ayer, un operario de la concesionaria advirtió a una comerciante por dejar cajas en la calle. Cuando esta le indicó que no eran suyas, sino de los «trotamundos», como son conocidos en la zona, le aconsejaron que llamara a Urbaser, que la remitió a la Policía Local. Unos minutos después apareció un barrendero, que hizo varios viajes para retirar todo. Una afectada aseguró que, en otra ocasión, la Policía Local les dijo que no podían prohibir a nadie estar en la calle.

Una joven que acampa en la zona pidió pagar con tarjeta el desayuno

Los vecinos y los comerciantes de Acibechería tienen claro que los que acampan en la calle no son personas sin recursos, sino que forman parte de un «nuevo modelo de hacer turismo», que les preocupa mucho. La más joven, que estos días duerme en los soportales, preguntó a una trabajadora de una cafetería próxima si podía pagar su desayuno con tarjeta bancaria. Puestos en contacto con el Concello, aseguran que se trata de «transeúntes que veñen á cidade e que deberían ir ao albergue». Sostienen que, en este caso, una multa por ocupar la vía pública «non serviría de moito, porque son estranxeiros e non sabemos se lle chegarán as notificacións» remitidas al ser identificados por la policía.

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