La AP-9 esprintó veloz y allá viene un proyecto rezagado ¿orbital, no?

Xosé manuel cambeiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

ABRALDES

07 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La ampliación de la AP-9 es una obra relevante para Santiago. Dicen que algo oronda, pero buena iniciativa. No hubo necesidad de desnudar a un santo para vestir a otro. El enlace orbital dispone ya de su traje presupuestario, algo encogido tras pasar por la lavandería de Nuevos Ministerios.

La obra de la AP-9 no desnuda a un santo, pero sí desnudará a sus usuarios en el momento en que los decretos ministeriales eleven el peaje por encima del clamor ciudadano. De una concesionaria con la hucha rebosante se podría esperar algún detalle, pero el reparto accionarial no permite fisuras. La concesionaria corrió como alma que lleva el diablo para llegar a diciembre y cobrar el peaje del 2018. Y Fomento tampoco se siente con mucha entereza de ánimo para acortar con sus recursos el uso y no disfrute de la AP-9 interurbana, no radial. www.ap9.xunta.gal: en Reyes siempre se acostumbra a hacer un regalo.

Año nuevo, vida nueva: peaje, luz, gas, telefonía, butano, transporte. Por ahí arrumbado anda el «suma y sigue» que el cronista no tiene ánimo de arrimar a los encarecimientos antedichos. No se regala nada. Puede que haya algún empresario en la zona norte que a estas horas estén reflejando preventivamente el endose de la orbital en su contabilidad.

Bolsillos aparte, la autopista ampliada en el término municipal es, para Santiago, una actuación plausible. El aplauso menguará si el tráfico que sale del barrigón de la AP-9, alimentado con 80 millones, tropieza lastimosamente en las salidas. Campa este temor entre los colectivos de la ciudad, vigilantes de que las soluciones para Santiago no bajen la cabeza ante las interurbanas. Las conexiones pendientes en el norte, y el tiempo, confirmarán o desmentirán las virtudes de las cintas que Fomento vaya cortando en la ciudad.

Ceremonia

No pocos creían que los conos de la AP-9 iban a ser retirados silenciosamente para ofrendar la nueva calzada sin ceremonias, pero parecía un poco extraño que sucediese ese silencio en un proyecto de tal calibre. Y fue el presidente Mariano Rajoy, con sus aladares al compás del viento, quien presidió el acto inaugural. Muchos estiman que Rajoy quiere mejoras patentes para Santiago. Pero tiene que soplárselo a sus ministros: Íñigo, Tejerina,...

Fomento asegura que el proceso del enlace orbital ya ha echado a andar y, aunque las apariencias indiquen lo contrario, no le harán falta muletas ni caminará con ninguna cojera visible. Lo que sorprende es la fuerte dieta a la que se ha sometido el proyecto para adelgazar 15 «kilos» desde el inicio. Los científicos aconsejan no realizar regímenes tan drásticos con remedios milagrosos, como los recortes, pero si el orbital encierra todos los nutrientes y va en beneficio del cuerpo empresarial y social de Santiago, se hará merecedor de la más calurosa bienvenida.

No obstante, ¿por qué uno tiene la extraña sensación de que casi todo lo que viene a Santiago, en infraestructuras, aterriza en low cost? En fin, todas las vías importantes, incluida la N-550, habrán de entrar en esta ósmosis comunicacional del norte. Lo que seguramente tendrá claro Fomento es que, si hay ruido de bocinas, irá acompañado del clamor de los colectivos sociales que han estado al pie del cañón reivindicando las infraestructuras de Santiago. Su voz entraña un claro aliento para la ciudad.

Un dato a refrescar: el orbital no es un punto en el mapa del norte con carriles de trenzado: es un anillo que envuelve la ciudad. Y lo que prevé Fomento en el norte forma parte de esa órbita, que habrá de circundar Santiago por la falda del Pedroso hasta cerrarse. Por el lado oriental ya puede uno circunvalar Compostela con creces. El anillo orbital está pintado en el PXOM y no parece obra de ningún grafitero amante de las redondeces.

En su día, el exalcalde Xerardo Estévez le reseñó a Martiño Noriega la trascendencia de completar la circunvalación. Pues a empezar por el enlace orbital y el orbitaliño, y procurar no encanecer en el resto del proyecto. Claro está, si hay injerencias en la AP-9 a la hora de dibujar el cierre sur del anillo, sería imperdonable olvidar en casa la Visa Platinum antes de enfilar la autopista.

Decir «me marcho», qué arriesgado

Decir «me marcho» en la administración pública es una declaración arriesgada. Máxime si se supedita a una inauguración. ¿Cuánto hace, por ejemplo, que podían estar en casa los responsables del Cegadi, ese edificio que puede verse tan cromáticamente ataviado por la ventana de La Voz en Salgueiriños? Uno lleva años escuchando que está «prácticamente» rematado. El edil Manuel Dios condicionó su continuidad en Raxoi a la apertura este año de la ludoteca de Fontiñas. En este inmueble también faltan «minucias» desde tiempos inmemoriales, y todo se vuelve tan «minucioso» que los ejercicios se suceden con las puertas de los centros sin llave. Los vecinos de Fontiñas y los enemigos de Manolo Dios, que algunos tiene, estarán muy atentos al reloj de la Puerta del Sol al final de este año. A nadie del Cegadi se le ocurrió decir que se iba.