«Los pacientes obesos no evolucionan peor que los no obesos tras un ictus»

JOEL GÓMEZ SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

SANDRA ALONSO

El neurólogo investigó en el IDIS con un centenar de afectados en el Clínico

19 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La Medicina ha considerado siempre que la obesidad es un factor de mal pronóstico en general para todo tipo de enfermedades, que aumenta el riesgo de su gravedad y sus peores consecuencias. Pero en los últimos años surgió la denominada «paradoja de la obesidad», que consiste en considerar que las personas obesas, en determinadas dolencias, podrían tener un mejor pronóstico. El Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago (IDIS) consiguió un proyecto de excelencia de ámbito estatal para trabajar sobre este tema, que implicó a varios grupos durante un cuatrienio. Emilio Rodríguez Castro, neurólogo del Hospital Clínico, participó en esa iniciativa y analizó lo que ocurre en pacientes que sufrieron un ictus isquémico. Su estudio lo dirigieron José Castillo y Tomás Sobrino y lo defendió con éxito como tesis doctoral en la Facultade de Medicina.

«El ictus es la patología cerebral vascular, que ocurre de forma brusca y aguda. Se diferencian dos situaciones. Por un lado el ictus isquémico, que se debe a la oclusión de un vaso, y es causa de que un territorio cerebral se infarte y se muera, y se da en el 85 % de los casos. En el otro 15 %, el ictus es hemorrágico, debido a la rotura de un vaso, en el que hay sangre, y aunque es menos frecuente su mortalidad es más elevada», explica este especialista.

«Mi investigación se basa en un estudio clínico prospectivo, que se hizo los últimos años en la unidad de ictus del Clínico. Se han analizado cien pacientes, la mitad obesos y la otra mitad no, seleccionados durante 33 meses. Y la conclusión principal es que se ve una leve tendencia que relaciona una mayor recuperación de las secuelas con un índice de masa corporal [se obtiene al dividir el peso de la persona entre su medida, en metros, al cuadrado: si se pesan 90 kilos y mide 1,70 es 31,1]. Es decir, hemos visto que los pacientes obesos, a pesar de tener una serie de factores de mal pronóstico tras padecer un ictus isquémico, no evolucionan peor que los no obesos y parece existir una leve tendencia hacia una mayor y mejor recuperación», explica.

Así, «en pacientes obesos se observa una elevación de marcadores inflamatorios en los primeros momentos de la fase aguda del ictus; más infartos cardioembólicos, que tienden a ser más graves; mayor transformación hemorrágica del infarto cerebral; mayor riesgo de infecciones; incluso temperaturas más elevadas. Estos factores se asocian, inicialmente, a un peor pronóstico. Pero parece que se contrarrestan de alguna manera porque en las personas obesas hay una especie de corriente antiinflamatoria, que es capaz de, por lo menos, bloquear o controlar de alguna forma la respuesta proinflamatoria inicial, la más característica de estas enfermedades».

La investigación de Emilio Rodríguez ha verificado asimismo que los pacientes no obesos «son con más frecuencia fumadores que los obesos, aunque no hemos obtenido evidencia de que eso influya en el pronóstico del ictus».

Por su experiencia laboral, señala que en la unidad de ictus del Clínico «hay mucho trabajo, y todos los días entran nuevos ingresos. Cuando te ocupas de la guardia y de atender al código ictus te haces cargo de todo tipo de pacientes con patología vascular cerebral. Parte de esos pacientes están muy graves y requieren una atención intensa desde el primer minuto».

La bióloga Tania López también defendió este mes una tesis doctoral sobre la paradoja de la obesidad en el ictus, dentro de este mismo proyecto de excelencia del IDIS. Ella investigó con animales, para tratar de avanzar sobre el tratamiento de esta grave enfermedad cerebral.

Especialista. Emilio Rodríguez Castro es neurólogo de la unidad de ictus del Clínico.

Investigación. Estudió 100 pacientes con ictus tratados en el hospital.

Proyecto. Trabajó en el proyecto «La paradoja de la obesidad», en el IDIS.