La Policía suma un helicóptero y amplía el área de búsqueda del psiquiatra desaparecido en el Ulla

x. m. SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

SANDRA ALONSO

El operativo de rastreo se centra en el cauce del río, que están peinando los GEAS de la Guardia Civil

16 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Tras una semana de búsqueda sigue sin saberse nada de Alfonso Mozos, el psiquiatra que desapareció el pasado día 5 y cuyo coche fue hallado tres días más tarde junto al puente viejo del ferrocarril de Ponte Ulla, que salva el río del mismo nombre.

Los trabajos de búsqueda se iniciaron el sábado día 9, pero las fortísimas lluvias que al día siguiente dejó la borrasca Ana obligaron a suspenderlos y las tareas, en las que se están empleando intensamente efectivos del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil, se han complicado mucho por la crecida del río Ulla.

En cuanto que las condiciones meteorológicas volvieron a ser estables, los rastreos se han reanudado. Pero sigue sin saberse nada. Ni una sola pista ha sido hallada y aún no es posible determinar qué pudo pasarle a Alfonso Mozos y cuál es su paradero.

Ante esta falta de cualquier rastro, la Policía Nacional, que dirige la investigación, ha optado por aportar más medios y tiempo, utilizando un helicóptero y ampliando el área de búsqueda con la esperanza de poder encontrar una pista que permita hallar al psiquiatra, que ejerció en Santiago y ahora lo hacía en el hospital del Barbanza, pero que es muy conocido en la capital gallega porque es secretario de la Asociación Galega de Psiquiatría.

La investigación sigue pues con todas las opciones abiertas. Mozos disfrutaba de unos días libres cuando en la tarde del día 5, martes, su familia dejó de tener noticias de él. Cuando tres días más tarde, el viernes 8, su coche fue hallado en Ponte Ulla, en el puente viejo del ferrocarril, saltaron las alarmas, al ser una zona en la que se producen con frecuencia suicidios, tesis que pasó a ser la principal línea de las pesquisas, sin cerrar ninguna posibilidad.

El coche tenía las puertas cerradas y junto a él se hallaron varias colillas, síntoma de que alguien estuvo algo de tiempo a su alrededor. Inmediatamente, se comenzó a buscar en el cauce del Ulla, aunque si el cuerpo estuviese en el río la crecida provocada por las fuertes lluvias de la borrasca Ana podría haberlo trasladado lejos. De ahí que se haya ampliado la zona de rastreo.