El empleado que estafó 171.000 euros a su aseguradora confiesa pero alega que era ludópata

Xurxo Melchor
xurxo melchor SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Cenamor

La Fiscalía exime de toda culpa a su mujer y a sus dos hijos

11 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

José Antonio Arnejo estafó 171.000 euros entre 1999 y el 2011 a la aseguradora para la que trabajaba en Santiago, Groupama. Así lo confesó ayer ante el tribunal de la sección compostelana de la Audiencia Provincial que le juzgó. Se mostró arrepentido y dispuesto a asumir su culpa. «Los hechos son los que son y nada más», fueron sus últimas palabras ante los magistrados. Eso no fue lo único que reconoció ayer el acusado. También que se apoderó de ese dinero porque tenía un grave problema de ludopatía. «Jugaba al bingo, a las tragaperras, a la lotería y a todo lo que se pusiera por delante», afirmó. Y también que utilizó a sus espaldas las identidades de su mujer y sus hijos para engañar a la compañía.

La Fiscalía le creyó, al menos en parte, y eximió de toda culpa a sus familiares, a los que la aseguradora, no obstante, sigue viendo como cómplices de la estafa y quiere que se les declare como responsables civiles a pesar de que cuando Arnejo empezó las estafas sus dos hijos eran menores de edad. La pretensión de Groupama, tras las pruebas expuestas en la vista oral y sin el apoyo del ministerio público, tiene pocos visos de prosperar.

Admitido el delito, la cuestión que deberán decidir los magistrados es si aplican a José Antonio Arnejo alguna de las dos atenuantes que plantea su defensa para rebajar la pena de cuatro años de cárcel que solicita la Fiscalía e intentar así evitar el ingreso en prisión.

La más clara de esas atenuantes sería la de dilaciones indebidas, ya que el procedimiento, pese a no ser complejo, se dilató seis años. La otra, la de ludopatía, es más compleja porque, como hizo ver el fiscal, no ha quedado acreditada al no existir ni testimonios ni informes que lo prueben. Su abogado suplicó al tribunal que lo tuviese en cuenta y aseguró que él mismo trabajó hasta el 2008 en el bingo al que el acusado iba a diario.