La mayoría de los escolares con autismo combinan la educación especial y un centro ordinario

JOEL GÓMEZ SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

SANDRA ALONSO

Educación concierta este curso una octava aula con el centro Duques de Lugo, en Lamas de Abade, de la asociación Aspanaes

30 oct 2017 . Actualizado a las 01:57 h.

La Consellería de Educación concertó este curso una nueva aula, la octava, con el centro privado de educación especial Duques de Lugo, promovido por la asociación Aspanaes. Este colegio está especializado en la atención a alumnado con trastornos del espectro autista (TEA). Así, ahora escolariza a 49 estudiantes con edades entre 3 y 16 años -por situaciones concretas justificadas pueden ser incluso mayores-, de quienes 39 compatibilizan las enseñanzas que reciben en Lamas de Abade con las de otros centros ordinarios, explica Alberto Silva, su director.

Es lo que se denomina escolarización combinada. «Aquí atendemos todas las áreas en las que precisa intervención el alumnado con TEA. Vienen exclusivamente a nuestro centro quienes tienen más necesidades de apoyo; sobre todo si precisan más herramientas de comunicación. El alumnado de escolarización combinada acude entre uno y cuatro días a la semana», indica.

«Se trata de que cada estudiante reciba de la mejor forma del sistema educativo lo que precisa para defenderse en la sociedad. No tiene sentido, por ejemplo, que un niño con TEA que no tiene ningún sistema de comunicación acuda a un patio de recreo donde el resto se comunican, sin antes dotar a ese alumno con TEA de herramientas para que pueda interactuar con ciertas garantías», agrega.

En el Duques de Lugo, inaugurado en el curso 1988-89, ejercen profesores tutores especialistas en pedagogía terapéutica, en audición y lenguaje, auxiliares técnicos educativos que inciden en el área de autonomía del alumnado y una psicóloga-orientadora. «La asociación Aspanaes trata de abarcar todo lo que precisan las personas con TEA: desde el diagnóstico, hasta la atención temprana, centros educativos -además de este tiene otros en As Pontes, Ferrol y A Coruña-, estrategias para la escolarización combinada, centros de día y residencias. La oferta es amplia para las personas con TEA y sus familias. Los servicios han mejorado mucho, pues ahora se hace un diagnóstico más temprano y completo, y las intervenciones escolares se ajustan más a las necesidades de cada estudiante», sostiene Alberto Silva.

Además «con la investigación se han descubierto nuevas estrategias metodológicas para mejorar la comunicación, y ahora es más fácil aplicar y aprovechar avances que funcionan en otros sitios, porque hay trabajo en red y se ponen en valor las nuevas tecnologías».

El Duques de Lugo recibe alumnado de Santiago y otras comarcas, como Deza, Barbanza o Costa da Morte. El centro funciona de 10.00 a 17.00 horas. Cuenta con servicios de transporte y comedor escolar: «el comedor es básico para potenciar la autonomía de este alumnado y acudimos toda la plantilla docente, para favorecer que adquieran hábitos de alimentación adecuados y saludables, una tarea que suele ser complicada», afirma.

Entre la mayor integración social y la falta de oferta para jóvenes

La colocación de pictogramas en espacios públicos, o facilidades para la asistencia sanitaria, contribuyen los últimos años a una mayor integración de las personas con trastorno del espectro autista (TEA). Algunas de esas medidas favorecen además a otros colectivos, como personas con parálisis o con daño cerebral, de edades avanzadas, o incluso extranjeras que desconocen el idioma: «Hay una mayor sensibilización y se ha hecho mucho más visible a las personas con TEA, que durante mucho tiempo permanecieron en un segundo plano», dice Alberto Silva.

Para el director del Duques de Lugo «el mayor reto ahora es ofrecer alternativas a jóvenes que finalizan la etapa escolar obligatoria en este centro. Cuando llegan a los 17 o 18 años, hay escolares que pueden continuar estudios, incluso ir más adelante a la universidad porque se ha trabajado con éxito el aspecto social y es posible; en otros casos, si continúan con problemas de comunicación muy acusados, la opción es ir a un centro de día. Pero entre esas situaciones, que podemos considerar extremas, hay alumnado que podría hacer cantidad de cosas y no tiene dónde», dice.

Pone como ejemplo la jardinería: «no todos pueden podar, o subir a un árbol; pero sí realizar muchas funciones propias de esa profesión. Para eso se precisan preparadores laborales e infraestructuras. Se han planteado en reuniones con la Xunta o el Concello, donde hay buena disposición, pero las soluciones tardan y no son baratas», manifiesta.