El perfil del Obradoiro va calando camino de su séptimo curso seguido en la ACB

Manuel García Reigosa
M. G. REIGOSA SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

SANDRA ALONSO

Sabat y Navarro esperan disfrutar de Sar y del proyecto deportivo

19 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El Obradoiro avanza en el trabajo de pretemporada, a la espera de que vayan incorporándose los internacionales y los americanos. El sábado llegará Nemanja Radovic, que se ha caído de la lista de la selección montenegrina por unas molestias en un pie. En principio, no revisten mayor importancia, pero el entrenador prefiere no correr riesgos a menos de dos semanas para que comience el Eurobasket. Pustovyi y Pechacek, salvo sorpresa mayúscula, estarán con Ucrania y República Checa. Y Bendzius todavía tiene alguna opción de superar el último corte con Lituania.

Los que están ya a las órdenes de Moncho Fernández son tres de los fichajes: Sabat, Navarro y Laksa. Hace siete años quizás no hubiesen recalado en Sar, porque entonces el proyecto del Obradoiro era una incógnita. Con el tiempo, el perfil va calando. Una de las razones por las que decidieron firmar es la reputación que ha ido labrando el club y el ambiente que genera la afición.

Así lo indica Sabat: «Estoy muy ilusionado ante esta etapa. Todas las referencias sobre el club, el vestuario y la afición, que ya conocía por haber jugado aquí muchas veces, son muy positivas. Ojalá podamos hacer una buena temporada». Sobre la configuración del equipo, con mucho tiro exterior, apunta: «Este año se han fichado más tiradores, pero ya iremos viendo como va la campaña. Ahora estamos la mitad del equipo. Pero sí es verdad que hay muchos tiradores y esa será una amenaza importante».

Para David Navarro el fichaje por el Obradoiro es un retorno a Compostela, por su pasado en el Rosalía: «Tenía muy buen recuerdo de Santiago. Aquella época fue distinta, bastante dura, en la LEB 2, sufriendo. Pero el recuerdo es bueno. Eran mis inicios como profesional del baloncesto. Acabé jugando muy bien y estuve muy a gusto en la ciudad».

Su capacidad para desenvolverse como base o escolta ha sido determinante para el interés del Obra. Y poder sacar provecho de esa dualidad es un reto que atrae a Navarro: «Mi carrera está repartida en esas dos posiciones. Félix Muñoz fue el primero que se obsesionó en que jugase de base. Al principio me costó, pero después ya me veía más como base. Luego los equipos me han ido fichando de dos y de uno. Y este año me han traído por las dos. Me gusta tener el balón y poder generar para mis compañeros. Espero que salga bien».

La familia de su esposa es de Porriño, y la cercanía a Compostela pesó para recalar en el Obradoiro. Pero no más que el proyecto deportivo: «Cuando hablé con Moncho, me explicó su idea y lo que veía que podía aportar como jugador, me acabó de atraer».

Alberto Corbacho

Alberto Corbacho conoce de primera mano el ambiente de Sar y los entresijos del baloncesto de Moncho Fernández. Encara su séptimo curso en el club y apunta que este es diferente: «Vengo de una lesión grave, de mucho tiempo sin competir. La filosofía de la pretemporada es similar a otras. He estado trabajando durante todo el verano, me noto bien desde el inicio y ahora de lo que se trata es de ir poco a poco cogiendo la forma y confianza para competir, que es lo que me falta. En lo demás, todo es similar, en cuanto a adaptar a los nuevos a un sitio que es muy familiar. Y ahora, a esperar que estemos todos».