«Nadie tiene reparo en decir que no ha escuchado una sinfonía de Beethoven»

santiago barón SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

PACO RODRÍGUEZ

Aplaude la profesionalización de las orquestas, pero lamenta las pugnas entre ellas

23 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La Xove Orquestra de Galicia echó a andar hace treinta años, pero tuvo un final abrupto en 1996. Durante su década de vida, Joám Trillo fue el director de una de las agrupaciones pioneras de música de cámara en un momento en el que Galicia empezaba a demostrar interés por esta manifestación cultural. El pasado día 15, los músicos de esta iniciativa pionera rememoraron el aniversario de la orquesta para la grata sorpresa de Trillo, quien fuera su maestro.

-¿Qué supuso la Xove Orquestra cuando echó a andar en 1987?

-El otro día en el encuentro [el pasado sábado en la Facultade de Historia] todos resaltaron que sus vidas no hubieran sido las mismas sin la experiencia que para ellos fue la Xove Orquestra. Quizá ese es el mejor resumen del trabajo que se hizo. Un segundo aspecto es que dábamos conciertos por toda Galicia en un momento en el que el interior quedaba un poco abandonado.

-Hubo un proyecto de colaboración novedoso con The Chieftains y Carlos Núñez.

-Participamos en unas piezas, incluso tocamos en el Auditorio. Fue interesante porque eran músicos muy profesionales y entonces se tocaba de otra manera. Cada uno era muy bueno con su instrumento y fue una iniciativa que surgió de ellos.

-Pero la Xove Orquestra termina en 1996. ¿Qué motivos están detrás de su desaparición?

-Eso fue una idea de los políticos. Les pareció que eso no tenía mucha perspectiva de desarrollo y querían una orquesta profesional cuanto antes. Fue una decisión que no tuvo nada que ver con la Xove Orquestra de Galicia.

-En una entrevista para La Voz hace años dijo: «Os responsables da cultura son ás veces os máis incultos». ¿Lo sigue pensando?

-Basta la experiencia de ir a los conciertos y ver que no hay políticos, con la única excepción del que fuera alcalde [Xerardo Estévez]. Sería una vergüenza decir «no has leído El Quijote», pero nadie tiene reparo en decir que no ha escuchado una sinfonía de Beethoven. Esa es la realidad, y parece que la música no sea una parte importante de la cultura.

-En los años 90 los alcaldes de Santiago y A Coruña utilizaron las orquestas como arma arrojadiza.

-Desgraciadamente ese es uno de los aspectos culturales de la sociología gallega. En lugar de mirar por el interés de toda la comunidad, miran por el de uno mismo. Así tenemos tres aeropuertos o dos conservatorios superiores, cosas excesivas para nuestra capacidad. Ahora tenemos dos orquestas muy buenas. ¿No sería mejor que hubiera colaboración, que se atendiera a las otras ciudades y se pudiera tocar allí? No, como mucho van alguna vez.

-¿Cómo ve el panorama musical de Santiago ahora frente a cuando dirigía la Orquestra?

-Ha mejorado. Hay conservatorios superiores, más que antes. Y conservatorios de música municipales. Si hoy no hubiera las dos orquestas [la Real Filharmonía y la Sinfónica de Galicia], y hubiéramos empezado la Xove Orquestra ahora, las condiciones serían radicalmente diferentes.

-Entonces, ¿con más ayudas a la cultura la Xove Orquestra existiría hoy?

-Si hubiera salido adelante sería hoy una orquesta profesional y a lo mejor habría un núcleo de profesionales numeroso. De hecho, en los últimos años el nivel subía a mucha velocidad. En las dos orquestas profesionales, los músicos que hay, salvo dos o tres, proceden de la Xove Orquestra.

-¿A qué se dedica en estos momentos?

-Estoy jubilado. Nunca sentí vocación para dirigir la Xove Orquestra. Ahora hago alguna composición y recupero la historia de la música gallega. El año pasado conseguimos publicar las obras para piano de Juan Montes.

El protagonista. Director retirado de orquestas como la Xove de Galicia y la Sinfónica de Montenegro, en Brasil. En la actualidad investiga sobre la historia de la música en Galicia.

El tema. La Xove Orquestra de Galicia desapareció entre polémicas en 1996 para dar paso a la Real Filharmonía.