Solo la presencia policial saca tráfico de Xoán XXIII en su estreno peatonal

La Voz SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

PACO RODRÍGUEZ

El Concello limita su objetivo para las primeras jornadas a informar a los conductores

11 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Xoán XXIII quedó ayer peatonalizada, pero solo por un período de dos horas y con una flexibilidad que seguramente no será la norma dentro de un par de semanas. En esa época la medida será ya estricta y sujeta a sanciones. Por ahora, la Administración local ha decidido actuar de forma «didáctica». La señal de prohibido el trafico rodado salvo autorizados y carga y descarga estaba situada ayer por la mañana en los diferentes accesos cortados. Lo cierto es que pocos conductores parecían apercibirse de su existencia, porque un buen número de vehículos seguía el itinerario que tenían previsto.

Hacia las 11.00 horas ya había agentes apostados en esos accesos y los coches empezaban a enfilar los desvíos alternativos bajo las indicaciones de los guardias. En la entrada al Burgo das Nacións había sendas señales prohibitorias de tomar hacia San Francisco para los que bajaban de Xoán XXIII o subían del Burgo. Muchos conductores se encontraron con la sorpresa del desvío, pero en ningún caso se advirtieron caras de enfado o protesta. «No tempo que levamos aquí ninguén se mosqueou. Tomárono con bastante filosofía», dice uno de los policías.

Solo dejaban acceder a los coches autorizados, y en algún caso les invadió la duda. Y ante ella preferían dejar (por ahora) a un lado la severidad. Por ejemplo, un conductor les dijo que era un profesor que tenía que impartir una actividad. «É cuestión de crelo», refirió el agente. Los dos guardias explican con paciencia y amabilidad a los conductores indecisos que la circulación está vedada en parte de Xoán XXIII.

Desde la Costa de San Francisco la fila de conductores es mayor y el agente allí colocado tiene que enviar una y otra vez de vuelta hacia abajo a los vehículos no autorizados. Y el número de coches por delante de la dársena en dirección a San Caetano era bastante numeroso también.

Hacia las 13.15 los policías se fueron y dejaron muy en evidencia una conclusión: que sin agentes vuelve a cobrar vida el tránsito rodado en Xoán XXIII y la peatonalización se toma un descanso. Las señales parecen invisibles para muchos conductores. No obstante, los hay que ven el «Prohibido» en el círculo y se van hacia el Burgo o hacia Entrerríos, según los lugares.

«O camiño pasa pola pacificación do tráfico. Intentamos nos primeiros días ser didácticos e estar un pouco ao coidado de que os vehículos que chegan por despiste non entren. Pero sen afán sancionador, senón didáctico», refiere el concejal de Espazos Cidadáns, Jorge Duarte.