Con F de Foster

Serafín Lorenzo A PIE DE OBRA

SANTIAGO

24 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El equipo del arquitecto Norman Foster presentaba la semana pasada en Ourense el proyecto de la intermodal de la ciudad. Aunque el diseño final cuela cambios relevantes en relación al esbozo avanzado en el 2011, que por algo su factura se ha rebajado de los 223 millones estimados entonces a 150, el hecho de que las estaciones de otras urbes gallegas lleven firmas de postín provoca aquí cierto desasosiego. Porque el de Ourense no es un caso aislado. Ahí está el proyecto de Thom Mayne para la terminal de Vigo, donde barajan un dibujo de 152 millones y una versión más ajustada de 83 por si pincha la primera. Dos estaciones con el sello de dos premios Pritzker, casi nada.

¿Y Santiago? Pues aquí vamos de esta vuelta en modo austero, lo que no es mejor ni peor que los diseños de marca que lucirán los vecinos, pero sí que al menos debería ayudar a que todo fuera por la vía rápida. La inversión en la intermodal compostelana rondará los 57 millones. Ya que la ciudad no podrá presumir de marca, tampoco parece demasiado pedir que pueda hacerlo de estación, y en el 2021, que a fin de cuentas es la etiqueta que vende aquí. Porque, además, parece difícil que los turistas vengan a Galicia persiguiendo el rastro de estrellas de la arquitectura que tienen sus iconos en otras latitudes.

Dicho esto, el acto ourensano de Foster me ayudó a evocar la torre que iba a permitir ver el mar desde el Pedroso. Bueno, divisarlo con más nitidez, porque no faltan los que aseguran que, en un día despejado y con mejor vista que la mía, se aprecia una franja de costa. El caso es que Foster se embolsó 721.000 euros por la maqueta y que el Pedroso, incluso sin torre, sigue siendo un paraje de natural belleza.