Suárez lamenta que el Día de la Madre «non impulsa as ventas como hai anos»
05 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Adonis Suárez López es uno de los pocos artesanos puros que aún siguen trabajando el azabache y la plata como lo hacían los azabacheros antiguos. Adonis aprendió de uno de los mejores, Eloy Gesto, en cuyo taller trabajó durante doce años. En este oficio lleva más de cuarenta años, y sus primeros pinitos los hizo con solo 14. Actualmente tiene su obrador en la parroquia de Marrozos, donde crea joyas con unas filigranas que llevan su firma y que son fácilmente reconocibles. «Agora traballo prata e acibeche. Deixei o ouro, porque non se paga o traballo. É moi latoso e máis complicado de traballar. O que facía eran mesturas de prata e ouro, pero ten menos saída comercial», explica Suárez. Estos días tiene algo más de trabajo, porque el verano anima las ventas «polos turistas». Matiza que «entre novembro e febreiro, as cousas están paradas», y que empiezan a animarse poco antes de la Semana Santa. Eso sí, el verano y los turistas son el revulsivo de la artesanía del azabache.
Ni siquiera festividades como el Día de la Madre, que se celebra este domingo, impulsan los encargos y las ventas. «Hai uns anos, o Día da Nai vendíanse moitas cousas, pero agora menos. Aínda que as tendas son as que máis o notan. O verano e os turistas animan a cousa», subraya. Una de las piezas que más veces repite en su pequeño taller de las afueras de Compostela es, precisamente, la concha de Santiago: «É o que demandan os turistas». Y entre las más llamativas destacan los pendientes y, sobre todo, las pulseras, con unos diseños «modernos e liñas sinxelas para poñer no día a día e que poden ser un regalo para toda a vida», destaca el artesano.
Adonis Suárez se inclina menos por diseños inspirados en los dibujos antiguos e históricos, porque «case no se piden e son máis caros». Reconoce que «agora levo moito tempo sen facer cousas novas, porque non hai demanda. É difícil que a xente valore noso traballo». Las piezas más tradicionales y con diseños antiguos tienen un público muy concreto, y «é moito máis complicado vivir delas». Revela que hace unos años, antes de la crisis, «tiñamos ventas fóra de Santiago, pero agora xa non é posible. Non podo ter comerciais, e non é posible estar no taller e tamén vendendo. Non son bos momentos para o artesanal», asume.
Uno de los lamentos más habituales de los artesanos, ya sean del azabache o de cualquier otro tipo de arte, es que no se paga el precio real del trabajo. «O artesanal non se paga, non está valorado adecuadamente, pero coido que parte da culpa é nosa», sostiene. En la mayor parte de las ocasiones, el precio que se le pone a una pieza, dice, «non é o prezo real, non se paga o tempo que hai que dedicar a peza. Pero é que se puxeramos o prezo real non habería quen a mercara».
Aunque su apuesta es por la artesanía pura, Adonis intentó sacar provecho de las nuevas tecnologías para dar a conocer su arte y abrir nuevas vías de mercado. El resultado no fue el esperado. La página web era una oportunidad para mantener la presencia fuera de Santiago e incluso en el resto del mundo, pero sería necesaria una inversión alejada de las posibilidades económicas de los artesanos.
Suárez considera al respecto que las personas «queren ver e tocar o que van mercar» cuando se trata de piezas de joyería o artesanales. Así que no se mueven suficientes pedidos vía Internet para considerar rentable mantener ese canal de venta. Al menos en su caso, lo que llega a comercializar a través de la web es prácticamente simbólico.
La protagonista. Adonis Suárez López, azabachero compostelano, tiene su taller en la parroquia de Marrozos.
Perfil. Adonis se formó en el taller de un histórico del azabache y la plata, Eloy Gesto. Sus primeros contactos con el arte de crear piezas con azabache y plata fue con 14 años de edad y lleva más de 40 ejerciendo el oficio.