«La capacidad de adaptación del paciente supera muchas limitaciones»

Joel Gómez SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

XOAN A. SOLER

Destaca el avance de la diálisis y que en Santiago «tenemos posibilidades de crecer»

11 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

En las pocas semanas transcurridas desde que Diaverum adquirió su centro asistencial de Santiago, en la zona del Castiñeiriño, «se han cambiado el 100 % de los monitores de diálisis por otros de última generación», afirma su actual directora, Isabel Fernández. Esta enfermera compostelana, con 25 años de experiencia, también está al frente de los centros de esa multinacional en Pontevedra y Vilagarcía. El de Santiago suma una veintena de profesionales y un centenar de pacientes: «Tenemos como servicio de referencia a Nefrología del CHUS. Para conseguir una mejor adaptación contamos además con el apoyo de una supervisora antigua, con muchos años de experiencia», explica.

Quien asiste a diálisis «suele ser un paciente muy complicado, de edad avanzada, pues la media es de más de 65 años, y con pluripatología como hipertensión, diabetes, complicaciones cardíacas o respiratorias. Eso significa que la técnica ha evolucionado, para que no haya límite de edad, como ocurría hace años; y que también la supervivencia es buena», sostiene Isabel Fernández.

Este tratamiento renal sustitutivo dura cuatro horas, tres días a la semana. En ese tiempo «hay desde el paciente que se sienta y duerme durante toda la sesión, descansando, a otros que utilizan servicios de la clínica, como wifi, televisión y una pequeña biblioteca. Pero vamos a ampliar la oferta, en parte en colaboración con la asociación Alcer, porque durante cuatro horas una persona puede hacer muchas cosas. Además, el personal aprovecha para formar al paciente, cualificarlo y capacitarlo para que conozca mejor su enfermedad, y le informa de opciones para el autocuidado y para que se implique más. Diaverum tiene un programa específico de educación al paciente que contempla seguimiento de su dieta, del tratamiento y otros aspectos. E implementar programas de actividad física durante la diálisis es otro objetivo», explica

Actualmente no se excluye a nadie por edad para hacer diálisis, y no hay lista de espera: «Tengo pacientes que llevan conmigo más de 20 años, con períodos de hemodiálisis, o de trasplante. La diálisis de ahora no tiene nada que ver con hace 25 años. Antes la media de edad era 55 años. Ahora vienen pacientes con silla de ruedas, que precisan ayuda para moverse. El nivel de tolerancia ha mejorado mucho. La calidad de vida es bastante buena y se trata de que tenga la mejor asistencia. De diálisis solo se sale con trasplante, aunque hay algunas personas que no se pueden trasplantar. Y hay trasplantes que duran 20 años, o más, mientras otras veces fracasan, incluso rápido. Pero en general se ha mejorado mucho esta asistencia», sostiene la responsable en Santiago de Diaverum.

Anteayer, en el Día del Riñón se alertó de la obesidad como un factor de riesgo importante: «Está directamente relacionada con el incremento de diabetes y de la hipertensión arterial y otros problemas cardiovasculares que son causas de daño renal, de ahí su importancia», dice Isabel.

A pesar del problema que supone ir a diálisis tantas horas «hay muchos pacientes que trabajan, y se debe incentivar que lo hagan y que mantengan actividad física y social, que continúen su vida con la mayor normalidad posible. La diálisis condiciona la vida de la persona, es cierto, pero la capacidad de adaptación del paciente supera muchas limitaciones. Conozco jóvenes que siguen con su vida normal, excepto cuando vienen al tratamiento».

Diaverum asiste en Santiago a casi tantas personas como en sus otros dos centros gallegos juntos: «Nuestra capacidad en Santiago no está al 100 %, tenemos cabida para más pacientes y para crecer sin problemas», manifiesta.

La especialista. Isabel Fernández es enfermera y trabaja con pacientes renales desde hace 25 años.

Gestión. Dirige los tres centros de diálisis que la multinacional Diaverum tiene en Galicia: Santiago, Vilagarcía y Pontevedra, a los que acuden más de doscientos pacientes.