La unión hace la fuerza. Así lo entendieron las decenas de gallegos atrapados en Lanzarote, que enseguida crearon un grupo de WhatsApp para compartir toda la información que iban recibiendo. Lo llamaron, muy gráficamente, «Colgados por Ryanair». Fue este sistema el que permitió a muchos conocer que la compañía había por fin aceptado poner un vuelo adicional. La solidaridad fue otro de los mecanismos que hizo más fáciles las largas horas de espera. Ana, una vecina de Bueu que fue a la isla canaria de vacaciones con su marido, se encontró en el aeropuerto con un vecino del municipio pontevedrés que ahora reside en Lanzarote por trabajo. «Solo nos conocíamos de vista, pero enseguida nos ofreció su casa y ha sido gracias a él que no hemos tenido que pasar la noche en el aeropuerto», explicaba. Y es que si hay algo en lo que coinciden casi todos los afectados es en que de esta situación límite han nacido buenas amistades que compensarán en parte el mal rato con el que acabaron sus vacaciones.