Un peregrinaje sin límites ni barreras

Brais CApelán SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Raquel Cacabelos

La Federación de Fibrosis Quística finalizó su quinto Camino buscando dar visibilidad a la enfermedad crónica

29 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

«Muchos de los que estamos aquí teníamos que usar una bombona de oxígeno con veinte años, y ahora acabamos de terminar el Camino». Son palabras de Blanca Ruiz, presidenta de la Federación Española de Fibrosos Quística. Un grupo de 26 personas, entre asociados, amigos y familiares, completaban ayer su peregrinación desde Muxía.

Fue un viaje cargado de emociones y reivindicaciones, que fueron imposibles de contener una vez en el Obradoiro. «Cada fin de etapa es muy intenso, ya que muchos tienen limitaciones físicas por la enfermedad. Cada uno se lo ha planteado como un reto personal» asegura Blanca, que le gusta ver estas jornadas como «un encuentro», ya que los miembros de la asociación residen en distintos lugares de España. Como no, el motivo principal es «dar a conocer esta enfermedad y exigir que se aprueben medicamentos y se investigue». Toca descansar y comenzar a planificar la ruta que harán dentro de dos años.

Desde Pamplona en patines

La bicicleta es una de las maneras más comunes de hacer el Camino. Sin embargo, es muy inusual ver a peregrinos llegar al Obradoiro en patines. Desde Pamplona arrancaron Montse Bachs, su hija de 10 años Nut Llety, Miguel Ángel Gil y José y Silvia Tortosa. Su afición por el patinaje los ha llevado a hacer el Camino Primitivo sobre ruedas. «Llevábamos tres años planeándolo y al final nos hemos animado», afirma Montse, que recuerda la emoción que sintieron el sábado al llegar a la Catedral: «Fui toda la última etapa llorando». Este grupo valenciano siguió la ruta por carretera, manteniéndose cerca del trayecto que los peregrinos hacen a pie. «El primer día, entre Pamplona y Logroño, hicimos 94 kilómetros (Nut hacía 10 al día). Fue la etapa más dura», recuerda. Ayer dejaron los patines y cogieron el coche para disfrutar del atardecer desde Fisterra.