ALa conselleira de Infraestruturas y el alcalde tendrán el lunes un cara a cara delante de los planos de la nueva estación de autobuses. Y eso es lo bueno, que las cosas se encaren y no vuelen por el espacio aéreo compostelano los lamentos y queixumes, de ida y vuelta, en torno a un proyecto vital para la ciudad. Excelente la iniciativa de Ethel, con pronta respuesta de Martiño. Es la política extendida en un tapete común. Y la que suele dar resultados. En este caso, una estación «singular e de referencia». Ese es el objetivo expresado por la inquieta conselleira, que comparten todos los compostelanos. Todos los que quieran una terminal singular y de referencia, claro. Apoltronarse y esperar a que la administración vecina dé pasos mientras el silbo gomero circula entre Raxoi y San Caetano, no es el mejor remedio para singularizar un proyecto. Y de ahí la enjundia de la invitación de la conselleira. La locución «nos gustaría compartir con vostede» que la titular de Infraestruturas expresa en su misiva al regidor, es inusual en la lidia política, en donde a lo máximo que se suele llegar es a departir, no a compartir. Dos vocablos que en pasadas épocas eran antónimos y no invitaban precisamente a la concordia. En fin, el encuentro del lunes entre Ethel Vázquez y Martiño Noriega debe contribuir a conseguir «unha estación de autobuses que satisfaga eficientemente as necesidades de mobilidade dos veciños». Este cóctel político de compartimiento y diálogo saldrá impecable si se le añade un elemento sustancial: la voluntad. Y ambos mandatarios son capaces de tenerla.