El Camino Portugués permite a un padre y a su hijo acercarse de nuevo

Sara p. seijo / s. l. SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Comenzaron la ruta jacobea en Barcelos y tardaron diez días en llegar a Santiago

02 jul 2016 . Actualizado a las 09:04 h.

El peregrino número 100.000 de este año 2016 selló su Compostela el jueves. Se trata de José Rodríguez Martínez, un murciano que diez días atrás emprendió el Camino Portugués desde la localidad lusa de Barcelos y en compañía de su hijo.

Juntos han recorrido un total de 190 kilómetros, una aventura que José Rodríguez repetiría «por la oportunidad de convivir con gente de diversos países y por los momentos que vives con tu hijo durante el trayecto», explica el murciano. Para José esta era la primera vez que hacía la ruta jacobea. «Mi hijo ya había hecho el Camino dos veces antes y siempre volvía a casa con mucha ilusión, por lo que le propuse hacerlo juntos en esta ocasión», afirma. Sin embargo, para José fue un reto doble. «Estaba en baja forma, así que decidí que antes de hacer el Camino tendría que salir a caminar y entrenarme un poco», dice.

Su hijo, Miguel Ángel Rodríguez, estudia Medicina en Lisboa, lo que influyó en la decisión de optar por la peregrinación desde el país luso. «Como Miguel tenía que volver a Murcia, me pedí unos días de vacaciones para recoger sus cosas y así hacíamos ya el Camino Portugués», comenta José.

Hechas las maletas, partieron juntos hacia Braga. Allí dejaron el coche y con una mochila en la espalda comenzaron a caminar desde el municipio de Barcelos y con destino Santiago. «Los primeros días los pasamos con unos polacos muy agradables, pero luego se adelantaron porque tenían que llegar antes para coger su vuelo de vuelta», aclara el murciano. Las últimas jornadas las pasaron solos, padre e hijo: «Esto me ha permitido volver a conectar con él, conocerlo más, y saber cómo se siente, porque aunque en vacaciones estamos juntos en Murcia, nunca tenemos tiempo para estar los dos solos», confiesa José Rodríguez.

La ruta jacobea le ha permitido a José estrechar la relación con su hijo, pero también ha sido un reto de superación. «Cuando empezamos a caminar mi objetivo era llegar a Santiago por mi propio pie, tratar de lograr esa meta, y cuando finalmente llegamos fue una satisfacción comprobar que lo había conseguido», reconoce el padre.

Su primer Camino terminó con una casualidad inesperada, ser el peregrino número 100.000, y con «los pies sanos, sin ninguna ampolla», bromea. Quizás esto sea lo que le anima a repetir de nuevo, «pero me gustaría que esta vez vinieran también mi mujer y mi otro hijo, aunque eso no depende de mí», señala.

Miguel Rodríguez, su hijo, celebra su tercera peregrinación a Compostela. Antes había hecho el Camino Primitivo y el Francés, una colección jacobea a la que ahora le añade el trayecto luso. «A él le encanta la experiencia, estoy seguro de que esta no será la última vez que haga un Camino», manifiesta el padre.

José y Miguel llegaron juntos a Santiago sobre las once de la mañana y, mientras hacían cola en la Oficina del Peregrino, recibieron la sorpresa. «Teníamos cinco o seis personas delante, pero una chica se acercó y nos preguntó de dónde éramos», cuenta José, «y después nos dijo que uno de los dos sería el peregrino 100.000, seguramente yo, por ser el mayor de los dos, pero fue realmente una casualidad».

Además, por la tarde, fueron invitados a la Misa del Peregrino, en la que el Deán de la Catedral, Segundo Pérez, y el Xerente del Xacobeo, Rafael Sánchez, les entregaron diplomas y regalos conmemorativos.