Enésima estación: la ministra enjuaga los sudores de Raxoi

Xosé manuel cambeiro LA VOZ/ SANTIAGO

SANTIAGO

Hubo ausencias notables entre quienes presenciaban las rúbricas de la intermodal

19 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Hubo ausencias notables entre quienes presenciaban las rúbricas de la intermodal. Los portavoces de la oposición municipal estuvieron presentes en el pensamiento de todos, y ausentes en la sala. La ministra tuvo que justificar el hueco vacío del portavoz popular, Agustín Hernández, a quien la premura de la convocatoria de la firma le pilló oportunamente con la agenda cambiada.

La premura no se metió en la agenda de Paco Reyes y Rubén Cela, que pidieron la baja como representantes de sus respectivos grupos en el acto. No era para ellos el texto ni el contexto. Un auténtico desmarque. Como la ministra de Fomento ya presentía algo por el estilo, eligió Raxoi para el acto y acudió con la plana mayor de su departamento. Fue una manera de golpear la mesa del convenio presuntamente desarrapado.

Lo cierto es que todo este barullo intermodal, que para unos es un arreglo y para otros un desarreglo, partió de un infortunado día en que se produjo la conjunción astral de las tres administraciones bajo el signo popular y se interrumpió el hilo conductor del proceso intermodal. Se pueden alegar las razones que más gusten y del orden más variopinto, pero hace cuatro años hubo un punto y final que dio con los huesos de Herreros y de la estación del AVE en la fosa del olvido.

No se han querido exhumar y sí gestar un nuevo embrión al que se le está practicando una amniocentesis para comprobar si va a salir rollizo. Para unos ofrece síntomas de malformación y raquitismo y para otros a lo sumo presenta insuficiencias que se curarán del todo dentro de unos años, cuando la estación sea mayor de edad, es decir, cuando cumpla 3,5 millones de pasajeros.

A juicio de algunos eso corresponde a una edad matusalénica y al criterio de otros coincide más o menos con un período de cinco años. No platónicos, como puede parecer. Solo lo sabe el Moro Muza. En todo caso, es una forma de medir la edad específica para Santiago, ya que en las estaciones de otras ciudades los viajeros suben y bajan tranquilos sin ser utilizados como cobayas por las autoridades para erigir una nueva terminal. El acento capitalino de Santiago es tan inútil como el esdrújulo francés.

Un ADIF embalado

Obviamente, con el ADIF embalado en su triciclo arquitectónico, Compostela Aberta se ha puesto delante en la vía para exigirle un vehículo más eficaz de cara a las necesidades de una ciudad moderna. Un modosito utilitario que cumpla una serie de prestaciones exigibles antes de poder adquirir un coche de mayor calidad. El equipo de gobierno se ha puesto a la tarea de rectificar, dentro del escenario posible, el rumbo de ADIF. Y ha hecho un encomiable esfuerzo para incluir la eliminación de barreras urbanas, conexión aérea y no subterránea del área intermodal, plazas espaciosas, accesos mecánicos, ... Es de esperar que la estación de autobuses ofrezca una digna estampa aunque se haya decidido ocultarla en el patio trasero.

El gobierno local ha movido un proyecto que llevaba décadas estancado, y le ha dado una vuelta a las raquíticas pretensiones de ADIF, pero la ambición no es precisamente lo que inspira el anteproyecto rubricado en el Consistorio. Y Compostela Aberta quedó cercada dentro y fuera de Raxoi. No le queda otra salida que armarse de munición en las negociaciones si quiere romper ese asedio.

Ana Pastor desechó los proyectos faraónicos por costosos y exhibicionistas, tan impúdicos como abrir la gabardina. Totalmente de acuerdo, en particular en esta época merkeliana, ¿pero de verdad que en Santiago, y girando el cuello hacia el contorno, se estaba derrochando el dinero? Una ciudad referencia en el mundo, y faro turístico de Galicia (en román pueblerino, una inversión), tiene la obligación de ser referencia también en sus multitudinarios puntos de encuentro.

Además de convertir en indiscutibles las hoy discutibles intermodalidad, impermeabilidad, accesibilidad, arquitectura, funcionalidad e integración hay que lograr que no se reciten con la boca pequeña. Por cierto, y apelando al espíritu de Herreros, el arquitecto escurialense anda hoy en los trazos de la nueva estación. Algo, no sé por qué, se ilumina.