A mover el esqueleto de aquí a fin de año

Susana Luaña Louzao
susana luaña SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

La comarca inaugura la temporada de fiestas; habrá en torno a 150, casi a verbena por jornada

22 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Quienes ya se hayan comido todas las uñas de San Lázaro, los lacones con grelos de Ordes, las filloas da pedra de A Baña y degustado después los melindres de Melide posiblemente estén en forma para soportar estoicamente todo lo que se les viene encima y superar la prueba con deportividad. Ocurre todos los años, pero no está de más advertirlo; el mes de junio está llamando a la puerta y desde el ecuador del año hasta que el 2016 se despida, quedan en el área de Santiago unas 150 fiestas por celebrar, que viene siendo así como una por día. Se aburre el que quiere.

Y si bien los festejos del invierno son sobre todo gastronómicos, por aquello de que hay que guarecer el cuerpo del frío, los que otean en el horizonte son más bien para quemar las calorías sobrantes, sobre todo al ritmo de orquesta, que nunca las charangas, los pasodobles y los bailes latinos estuvieron tan de moda.

La veda, que en realidad nunca se había cerrado, se abrió este fin de semana con la Spring Open Tour Party de Boqueixón. Casi que con el nombre no habría nada más que decir, pero si se aclara que el evento subió al escenario juntas a la París de Noia, la Panorama y el Combo Dominicano, que son ahora mismo lo más de lo más... Pues para qué añadir comentario alguno. Únicamente recomendar a los que empiezan en el mes de mayo que se lo tomen con cierta calma porque en junio será muy difícil echar el freno y en agosto, imposible darle descanso al cuerpo, sobre todo a mediados, que ya se sabe que en torno al 15 de agosto toda Galicia es una fiesta.

La oferta es amplia y para todos los gustos, empezando por la romería tradicional, la que valiéndose del fervor religioso por el santo de turno, organiza una procesión alrededor de la iglesia, monta una tómbola y contrata una orquesta que toque hasta bien entrada la madrugada en un campo polvoriento que se transforma con la luz de las guirnaldas, los ritmos calientes y el tinto de verano. Pero hay mucho más; desde las citas campestres y ahora también ecológicas a los concursos equinos, las degustaciones de chorizo al vino, la oreja, la filloa, la tortilla o el producto que sea en cantidades ingentes... También vale el deporte, los juegos populares, los festivales de teatro o la recuperación de tradiciones que se habían perdido, como el serán, así como la apropiación de otras foráneas que se adaptan enseguida al modo de ser galaico, como el halloween versus samaín o la oktoberfest.

Y quien diga que las verbenas y las romerías están en declive, miente. Es cierto que hace un par de décadas parecían haber perdido el encanto, pero han resurgido con más fuerza que nunca arrastradas por unas orquestas que no escatiman en espectáculo y que recorren la comarca con su discoteca móvil como escenario.

Función social

La París de Noia ya recorría las aldeas de Teo hace medio siglo. Entonces tocaban en romerías y fiestas patronales que cumplían con una misión social, la de favorecer que se conociesen los jóvenes de distintas localidades y evitar así la endogamia en unos años en los que casi no había coches y toda la vida se hacía en la misma aldea. Entonces no había otra diversión. Ahora, en cambio, son una excusa más para seguir la parranda. Del 22 de mayo al 31 de diciembre.