La presidenta del Parlamento se despide del puesto cargando contra el laicismo de los cargos públicos

M. Cheda SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Pilar Rojo y el arzobispo de Santiago
Pilar Rojo y el arzobispo de Santiago Álvaro Ballesteros

En la ceremonia que conmemora la traslación a Galicia de los restos del apóstol Santiago, Pilar Rojo pide ayuda al patrón de España para acabar con el terrorismo, la persecución de los cristianos y la discriminación de la mujer, así como para solucionar el drama de los refugiados

30 dic 2015 . Actualizado a las 17:10 h.

Ocurre cada 30 de diciembre, dentro de la catedral compostelana, con motivo de la ceremonia que conmemora el traslado de los restos del apóstol Santiago desde Jafa (hoy Israel) hasta Galicia. En nombre del rey, toma la palabra en la seo un político e invoca al patrón de España. Hoy le ha tocado ejercer como tal a la presidenta del Parlamento, Pilar Rojo (PP), quien abandonará el puesto dentro de unos días para el 13 de enero tomar posesión como diputada en Madrid. En uno de sus últimos actos al frente de la Cámara de O Hórreo, la pontevedresa ha reivindicado la «tradición» y la participación de cargos civiles en convocatorias religiosas, a la par que ha cargado contra el laicismo.

 En un discurso implícitamente crítico con las actitudes adoptadas por varios alcaldes, la dirigente popular ha calificado de «privilexio» poder «falar diante deste altar e apoiar o labor cultural e social que se fai desde esta catedral para todo o planeta». «Este -ha abundado- é o espírito constitucional, ancorado no principio de non confesionalidade, que é diferente ao laicismo, un principio que non contempla a nosa Carta Magna».

«A vixente Constitución, no seu artigo 16.3, obriga os poderes públicos a ter en conta as crenzas relixiosas da sociedade española e a cooperar coas distintas confesións, entre as que cita expresamente á Igrexa católica», ha argumentado su postura. Igualmente, ha agradecido a Felipe VI estar «tan preocupado e interesado polo fenómeno xacobeo», con el cual, ha afirmado, «temos unha débeda, que non hai nunca que esquecer, tampouco por parte dos poderes públicos».  Según han matizado posteriormente fuentes de su entorno, «ella en ningún momento tenía la intención de cargar contra nadie».

En el apartado de peticiones al Apóstol, ya expresándose en castellano, la conservadora ha clamado por ayuda para acabar con la «inadmisible» discriminación de la mujer, «reducida en ocasiones a mero objeto y privada de individualidad», y con la «persecución que sufren los cristianos por el hecho de ser cristianos». También ha abogado por terminar con el terrorismo, empeño acerca del que se ha mostrado optimista, al sentenciar: «Estoy convencida de que volveremos a triunfar ante las renovadas agresiones contra nuestra forma de convivencia. No nos derrotarán porque la verdad y la razón les pertenecen a los demócratas».

Ha encontrado lugar en su discurso, además, para el drama de los refugiados, una «ignominia». «Es preciso articular los procedimientos y ayuda necesarios, desde la generosidad y la solidaridad», ha manifestado. «Hemos tardado siglos en perfilar correctamente las libertades de las que ahora disfrutamos, unión de elementos teóricos de fundamentación con garantías que asegurasen su efectividad. Hacemos votos para que la comunidad internacional sepa hacer las lecturas adecuadas con la intención de que este conjunto de valores anclados en la libertad, la igualdad y la justicia se propague por el planeta y no se vean menguados por la intransigencia y el radicalismo», ha agregado.

El arzobispo de Santiago, por su parte, ha centrado su homilía en llamar a la población, «ante el desgaste espiritual que padecemos», a «no tener miedo a ser y a aparecer como cristianos en la vida privada y en la pública».  «El verdadero mal para el hombre está en el vano intento de la autosuficiencia. [...] Nuestra misión en el tiempo -ha proclamado- no es posible marginando a Dios revelado en Cristo». 

Asimismo, el jefe de la Iglesia en la comunidad autónoma, en una intervención bilingüe, ha pedido la intercesión del Apóstol en favor de «o fortalecemento da nosa vida cristiá, os cristiáns perseguidos, os refuxiados, as vítimas do terrorismo, a santificación e a protección da familia». «E para todos nós, para que sexamos misericordiosos», ha concluido.

A la delegada regia la había recibido en la plaza del Obradoiro el alcalde de la ciudad, Martiño Noriega (Compostela Aberta), si bien luego, al igual que el 25 de julio pasado, ha declinado entrar en la catedral. Sí lo han hecho, entre otros, los conselleiros de Política Social, José Manuel Rey Varela; Facenda, Valeriano Martínez; Educación, Román Rodríguez; Mar, Rosa Quintana; y Medio Rural, Ángeles Vázquez.