Enlace orbital: se agota el tiempo

SANTIAGO

01 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

A muchos compostelanos les sonará a ciencia ficción, por mucho que se haya hablado  y explicado en detalle durante el último año, tanto en los medios de comunicación como en diferentes foros ciudadanos. Siempre con tono de reivindicación, con la fuerza de la lógica, de la razón. Se trata del enlace orbital, cuya explicación no es cosa de manual de astronomía, sino de poner los pies en el suelo para convencerse de la extrema necesidad de esta infraestructura viaria para la ciudad y para el tráfico del eje norte-sur de Galicia, el que vertebra la AP-9. El orbital permitirá la fluidez no interrumpida de la circulación entre la autopista del Atlántico y la autovía de Lavacolla, la A-54, que pondrá al día la comunicación por carretera entre Santiago y Lugo. Además, el orbital será el acceso necesario desde estas vías de alta capacidad a las áreas empresariales de la zona norte.

Sin el enlace, la red viaria de la capital estará incompleta, y lo estará también la del conjunto de Galicia, porque es un nudo esencial para el tráfico en el eje de la espina dorsal de la comunidad. ¿Se va a hacer? De momento, la voluntad política existe. Así lo ha demostrado el Ministerio de Fomento al incluir una partida de tres millones de euros en el presupuesto del próximo año. Sobra decir que es una cantidad absolutamente insuficiente para acometer el proyecto ?la parte de Fomento tiene un coste, antes de licitación, de 46 millones de euros? con la diligencia que se necesita. 

Y no es un capricho. No solo por la necesidad real del enlace, pendiente desde que se construyó la autovía de Lavacolla, sino porque es de una lógica demoledora acompasar su construcción con la ejecución del proyecto de ampliación de la AP-9. Esta última obra, a cargo de la UTE formada por Puentes y Francisco Gómez, va como un tiro y el sentido común dice que, ya prácticamente terminado el ensanchamiento de la calzada en el tramo entre la conexión hacia Ourense y la de Milladoiro, al acometer la ampliación hacia el norte el horizonte inmediato debe estar puesto en el orbital. Audasa, la titular de la AP-9, tiene prevista su parte de este enlace, pero Fomento se hace de rogar. Solo si la obra se blinda antes de las elecciones del 20 de diciembre, y eso supone concretar la licitación, se despejarán los nubarrones. De lo contrario, podrá pasar cualquier cosa, y es seguro que, en el mejor de los casos, si la contratación queda pendiente para después de las generales, los trabajos no arrancarán hasta mediados del próximo año, como pronto. Por tanto, a Fomento se le pasaría el arroz del orbital, que ya no iría acompasado con la ampliación de la AP-9. La cuenta atrás durará lo que la campaña electoral.