La inviable subida tributaria de Noriega

Ignacio Carballo González
Ignacio Carballo LA SEMANA POR DELANTE

SANTIAGO

25 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Compostela Aberta va de cabeza hacia su primer gran fiasco al frente del Concello. O rectifica a tiempo -y tiempo ya no le sobra, porque los plazos van muy ajustados- o cateará el primer gran examen de su gestión. Es el de la política fiscal y, acto seguido, la reválida de los presupuestos del 2016. Suspenderá por méritos propios, no porque la oposición quiera hacer de estos asuntos tan sensibles un casus belli para bajarle los humos a Martiño Noriega o una «pinza» PP-PSOE para bloquear la gestión municipal, argumento este que será el que encabezará, seguro, el cuaderno de quejas del gobierno cuando se certifique su incapacidad para sacar adelante su paquete tributario.

El alcalde, que necesita el apoyo del PSOE -el del PP ni lo contempla- dada su minoría en el salón de plenos, no va a poder camelarse a Paco Reyes, y no porque haya grandes distancias, que sí las hay, entre los puntos de vista de ambos grupos sobre la carga fiscal que deberán soportar el próximo año los compostelanos, sino porque, sencillamente, la propuesta de partida del gobierno local es inaceptable para los vecinos de toda clase y condición. Y además, Noriega y su edila de finanzas, María Rozas, no están hablando con claridad a los ciudadanos. Es más, están tratando de venderles una moto que se cae por su propio peso: que la carga fiscal no aumenta, sino que se redistribuye en función del manido criterio de que paga más quien más tiene. Pues no: prácticamente todos pagan más.

Solo dos ejemplos clamorosos: es una falacia afirmar que el IBI no sube -ya se sabe que tiene que subir cada año hasta el 2020 por el catastrazo, pero ese es otro tema- cuando el Concello tiene ahora en su mano eliminar el recargo estatal y no lo hace; es más, cuando el tipo del 0,57 % lo va a aplicar a todos los valores de los inmuebles urbanos y no solo a los más elevados. Otros concellos de diversos colores políticos están optando por aliviar la carga fiscal de sus vecinos renunciando al recargo de Rajoy, pero Noriega ni se lo plantea. Otra falacia es afirmar que el impuesto de vehículos sube para los coches más potentes y contaminantes, cuando en realidad los incrementos -lógicamente menores, solo faltaría- se aplican a todas las categorías. No es esta la manera de penalizar el uso del coche, como tampoco reurbanizar calles eliminando por sistema aparcamiento en superficie sin dar antes alternativas.

Es fácil entender y asumir que es tiempo de políticas sociales más que de ladrillo, pero también que las estrecheces afectan en mayor o menor medida a todas las familias, por mucho que se quiera argumentar que Santiago es la urbe gallega con menor incidencia del paro o que la carga fiscal de sus vecinos es más baja que en otras ciudades. Ese no es el debate. Simplemente, no es momento para subir impuestos, como certifican -motivos electoralistas aparte- las Administraciones central o autonómica, e incluso la «marea» coruñesa, que con carácter general congela los tipos impositivos antes de aplicar bonificaciones; Noriega sube los tipos y luego aplica bonificaciones. La situación económica del Concello tampoco justifica el aumento. Por tanto, lo que toca es afinar en la gestión de lo que hay y no subir impuestos.

Compostela Aberta se ha metido en un atolladero con su propuesta fiscal