Democracia participativa, qué bien suena

Ignacio Carballo González
Ignacio Carballo LA SEMANA POR DELANTE

SANTIAGO

18 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Compostela Aberta llegó al gobierno con las políticas de participación como piedra angular de la nueva etapa. En su estructura organizativa, la de participación no es una competencia delegada, sino que depende directamente del alcalde, lo que demuestra el rango que Martiño Noriega le ha querido dar a este compromiso. Participación es sinónimo de democracia (casi) directa, de transparencia, de control de los administrados sobre los administradores, de blindaje frente a la corrupción.

La intervención de los vecinos para decidir las prioridades presupuestarias es una de las acciones centrales que concretan este propósito participativo. Llevarla a cabo no es fácil ni es nuevo. Es complejo porque requiere un cauce riguroso para canalizar una mediación lo más amplia posible, pero la tibieza con la que Compostela Aberta lanza sus presupuestos participativos para el 2016, con un alcance económico y social exiguo en el área de Xuventude, demuestra que no le valen otras experiencias practicadas por España adelante o que, una vez en el poder local, relativiza su compromiso. Esto lo dirá el tiempo, igual que el tiempo sentenció que los presupuestos participativos que prometió en el 2004 y llegó a ensayar el bipartito PSOE-BNG fueron al final papel mojado.

Han pasado cuatro meses sin que el gobierno de Noriega haya dado un solo paso para reactivar los mecanismos municipales establecidos para canalizar la participación ciudadana. Dudoso comienzo.