Maná: «Estamos muy enganchados a la adrenalina de tocar en directo»

SANTIAGO

Fher Olvera, cantante de Maná, en el concierto que el grupo dio en el Coliseo en el 2003.
Fher Olvera, cantante de Maná, en el concierto que el grupo dio en el Coliseo en el 2003. César Quian< / span>

El grupo mexicano actúa el próximo 26 de agosto en el Coliseo de A Coruña. Las 8.500 entradas puestas a la venta han volado y ya no hay localidades a la venta. Presentan La cama incendiada, un disco en el que han cambiado todo para volver a ser los mismos de siempre. 

21 ago 2015 . Actualizado a las 12:38 h.

| Maná sigue arrasando. En disco, pero sobre todo en vivo. Su nuevo álbum, La cama incendiada, es la excusa para volver a verlos sobre el escenario. Y una suerte de todo-ha-cambiado-radicalmente-para-ser-lo-mismo. «Es un disco bailable y cachondo, con muchas fusiones musicales. En esencia, sigue siendo Maná, pero hemos intentado hacer cosas diferentes», explica Alejando González, el batería del grupo.

-El primer «single» es una balada con Shakira. ¿Por qué han optado por algo suave?

-Nosotros íbamos a por algo fuerte. Pero la compañía optó por esta canción. Aunque tenemos el control de las decisiones, pensamos que al estar Shakira podría tener una repercusión popular muy grande. Pensábamos en ella para el tercer single, pero al decirlo la compañía cambiamos y nos volcamos en ello. La verdad es que la canción ni siquiera iba a ir en el disco, apareció en el último momento. Nunca habíamos grabado con una mujer y nos apeteció hacerlo. Pensamos en cantantes y vimos que en el mundo del pop ahora no hay nadie más grande que ella. Le mandamos un e-mail. Ella estaba con siete meses de embarazo pero le fascinó el tema. En cuestión de horas dijo que sí.

-La canción habla de un niño y la canta una futura mamá. Curiosa coincidencia

-Fher la escribió para su hijo. Viene a decir que el mundo está lleno de mentiras y caos, pero una persona puede tener un oasis que puede ser un hijo, la esposa, tu hermano, ese ser querido que te ayuda a salir adelante. Musicalmente tiene bolero, música mexicana, toques medio country a lo The Eagles. Todo muy positivo.

-Empiezan una gira interminable. ¿Les va esta vida?

-[Risas] Ahora paramos más. Hacemos un mes de descanso y cambiamos de continente. Nosotros estamos muy enganchados a la adrenalina de tocar en directo, ha sido siempre así. Nos divertimos mucho y nos encanta tocar. En cada gira intentamos superar a la anterior. Es un reto. Ahora llevamos 80 toneladas de equipo. Lo hacemos porque queremos darle a los fans lo mejor y que la gente vea algo importante.

-Llevan ya tres décadas juntos, en lo más alto. ¿No saltan chispas entre ustedes?

-En el 2017 cumpliremos 30 años. Siempre ha sido primordial el respeto entre nosotros. Es como con tus padres, tus hermanos o tus vecinos. Con la banda ocurre igual. Pero, más allá de ello, somos grandísimos amigos. Y sí hemos tenido discusiones. Pero siempre intentando llegar a un acuerdo. El gusto de tocar, de crear y salir de gira hace que sigamos unidos. Esos descansos que hacemos en las giras son muy importantes. Tanto tiempo fuera de casa girando puede quemarte y pasarte factura. En ese estado es cuando surgen las fricciones. Lo hemos visto en otras bandas y siempre lo hemos evitado.

-¿Todavía sigue existiendo el orgullo de finales de los noventa cuando los grupos latinos irrumpieron en el mercado americano?

-Sí, siempre existe ese orgullo. Los españoles cuando salís estáis muy orgullosos de vuestro país. En nuestro caso es lo mismo. En Estados Unidos ya son como 54 millones de latinos. Nosotros trabajamos para que se logre una reforma migratoria. También empujamos a estudiantes latinos con becas. Hay otras formas de sentirse orgulloso y latino. Antes parecía imposible que una banda pudiera salir de México y tener éxito en Estados Unidos o Europa. Pero gracias a grupos como nosotros y otros eso termina por ser una influencia para los grupos que vienen luego. Cuando vamos a Estados Unidos ves banderas de México. Pero también de España, de Brasil o Colombia. Parece las Naciones Unidas [risas]. La gente se ha encariñado con Maná como una banda hispanoamericana, no solo mexicana.

-¿Cuando tocan en Nueva York se sienten en casa?

-Por supuesto. La gente también siente que le hemos traído un trocito de su país y está ese día más cerca de casa. Nos escuchan y le vienen los recuerdos. Se acuerda de personas, de momentos. Hemos sido la banda sonora de sus vidas. Eso es una responsabilidad muy grande. No quieres que te vengan a ver, suenes mal y esa persona se vaya decepcionada a casa.