El Obradoiro hace lo imposible

Manuel García Reigosa
M. G. REIGOSA SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

SANDRA ALONSO

 Tras treinta minutos aciagos firmó una remontada plena de corazón, coraje y fe ante el Bilbao

13 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Sar no le falló al Obradoiro Rio Natura Monbus y el equipo tampoco le falló a Sar. Se rescataron mutuamente para firmar una remontada sencillamente emotiva, de esas que desafían lo imposible. Porque hasta el último cuarto era un partido de ofuscamiento, de esos en los que no sale nada, y casi todo al revés. Para colmo de la crueldad, en el tercer cuarto consiguió acercarse a diez puntos, pero respondió el Bilbao con una canasta de Colom y un triple desde el medio campo anotado por Bertans, sobre la bocina. Pero el Obra volvió y ganó: 77-72. El decimotercer triunfo.

Hubo un partido hasta el tercer cuarto, dominado por el Bilbao. El marcador reflejaba un 49-64 que parecía definitivo. Por la diferencia y por el mal día en el tiro de los santiagueses.

Primera mitad de atasco

La primera parte tuvo el color negro del Bilbao Basket, que defendió al límite y no dejó de producir con continuidad y regularidad. Todo lo contrario que el Obradoiro Rio Natura Monbus. Sobre todo en el segundo cuarto, porque en los diez minutos del arranque se encomendó a la inspiración de Adam Waczynski para sostenerse casi a la par que su oponente. Los triples marcaban la diferencia. Hasta seis anotaron los vizcaínos, con mención especial para Hervelle y Andjusic.

En el segundo acto el Obradoiro se atascó. Ni Pozas ni Rafa Luz descifraron bien la defensa vasca. Y tampoco acompañó el acierto. Hasta las bandejas se escurrían junto al aro antes de colarse en la red.

Por contra, en el otro lado apareció otro jugador de la lista de los que le suelen dar muchos problemas al conjunto santiagués: Raúl López. El base dirigió, distribuyó y anotó un par de triples de los que hacen mucho daño.

El tercer cuarto fue el del equilibrio. El colectivo de Moncho Fernández amagó con la remontada, pero ni la fortuna ni el arbitraje ayudaron.

Hubo otro encuentro en los diez minutos finales, los que decidieron. Porque el Obradoiro nunca se rinde. Tiró de las tres ces, casta, corazón y coraje, y le dio la vuelta a la tortilla. Durante media hora era uno de los peores partidos en mucho tiempo. Pero quedaban diez de esos que alimentan la leyenda.

El colectivo de Moncho Fernández arrancó el último cuarto con un parcial 0-10. Lo paró Sito Alonso con un tiempo muerte, al que siguió una canasta letal de Mumbrú, triple al límite de la posesión pese a una gran defensa. Y le siguió otro de Bertans, que parecía la puntilla: 59-70.

Reacción majestuosa

Sin embargo, el Obra volvió. No se descentró. Echó mano de la fe y descosió la defensa vasca en tres minutos como no lo había logrado en los primeros tres cuartos: un triple de Nankivil, una canasta de Pozas y otra de Kleber. Y apareció Corbacho, que estaba teniendo un día para el olvido. Pero en Sar saben que puede emerger en cualquier momento y, si de algo no peca el balear, es de medroso. Llevaba un triple de siete intentos. Y pidió el balón como si solo hubiese fallado uno. Clavó un rejón de tres, 69-70. El Bilbao ya no volvió a anotar. Perdió el oremus. Raúl López cometió una falta antideportiva sobre Pozas, que anotó dos tiros libres. Y en el siguiente ataque, Waczynski sumó otros dos, desde la línea de personal.

Y en el carrusel final de los tiros libres el polaco no tembló y amarró una victoria de las que se recuerdan siempre, de esas que tienen una difícil explicación y dejan un gran paladar. Quedan seis jornadas, pero la siguiente puede ser ya de la permanencia matemática.