Ocupación residencial y comercio centran el debate del casco viejo

r. m. santiago / la voz

SANTIAGO

Ponen en valor la rehabilitación emprendida en las últimas décadas en el ámbito

22 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Hablar de futuro en Santiago es hablar también de su casco viejo, de la presión a la que lo somete su tirón turístico, de sus usos, de políticas rehabilitadoras y de la atención que requiere su preservación, porque «equivocarnos na idea de que conservamos moi ben e xa está a tarefa feita é o principio do fin», sugiere Juan Monterroso. Pero no hay debate sobre ese ámbito en el que no aparezca la preocupación, en mayor o menor grado, por su nivel de ocupación residencial y la calidad de su comercio.

Y ahí el debate está muy abierto, precisamente cuando el Concello afronta la revisión de su plan especial con medidas flexibilizadoras en los usos comerciales para atraer más población. El nivel de ocupación residencial es uno de los problemas que arrastra la zona vieja en opinión de Pilar Sampedro y Jesús Chenel. Mientras Nogueira aboga por un comercio de calidad y deja para la reflexión la pregunta de por qué no hay más en un casco viejo que considera un «privilexio» con su rehabilitación, a Sampedro le preocupa que «non estea habitado» tanto como su comercio, «que tamén é riqueza», y en el que la oferta de calidad y con sello propio ha ido cediendo espacio, dice, ante una oferta turística de calidad más cuestionable. «¿Que turismo estamos buscando cando o que lle ofrecemos é plástico e camisetas?», plantea la docente ante un alcalde que alude a la libertad de mercado y que de sus paseos concluye que el casco «non está morto».

Así lo defiende también Xerardo Estévez, quien echa mano de los datos oficiales y de las consideraciones de la empresa que revisará el plan especial cuando apunta que «a potente política de rehabilitación permitiu un alto nivel de residencialidade». La rehabilitación, pero también el modelo seguido, resuelve el arquitecto. Porque «se optáramos por hormigonar, salvo as fachadas, a expulsión dos autóctonos tería sido automática», afirma, y no sin admitir que la rehabilitación «conlevou unha tensión inmobiliaria e turística», pero «a non rehabilitación leva á ruina». Para Estévez, puede haber algún tramo de calles «banalizadas», pero en ningún caso la situación se puede considerar dramática, pese a que el casco viejo carece actualmente de aquel «relato potente», un «relato do que queremos que sexa», y a observar falta de reflexión en torno al espacio público. «Non me opoño a que haxa terrazas, nin creo que deba estar en contra», pero cuestiona la proliferación de «estaribeis» fijos.

Sin salir del entorno del casco viejo, el exregidor advierte las posibilidades que abre en materia de movilidad la reducción de tráfico ocioso en el centro por su traslado al periférico y por las limitaciones que ha impuesto la propia crisis. Permite pensar «nun eixo Rosalía de Castro-San Caetano» bien dotado con un transporte público permanente que posibilitaría «seleccionar o tipo de tráfico de Virxe da Cerca» para abrirla más al disfrute del viandante. El alcalde parece abierto a esa reflexión partiendo además «do que aconteceu» con San Pedro.

«A cidade é o centro dunha ampla zona que vai máis aló do que é Área Santiago

a efectos turísticos»

Agustín Hernández

«Cara ao futuro hai retos importantísimos e hai que dar un repaso ao que é Santiago en Europa»

Evaristo Nogueira

«Hai que pensar ben o futuro, con cordura, escoitando á xente, aos máis próximos e aos especialistas»

Pilar Sampedro

«Á Cidade da Cultura fáltalle un atractivo, non só para nós, senón tamén para os de fóra»

Dolores Alende

«Hai que acadar que o casco vello manteña a súa autenticidade e ao tempo sexa moderno e vivo»

Juan Monterroso

«Rehabilitar é de ir pouco a pouco, sen desesperar, e o casco vello é un traballo cultural de todos»

Xerardo Estévez

«A cidade necesita un espazo feiral se queremos ser atractivos, así como o parque tecnolóxico»

Jesús Chenel