De aquellos polvos siguen viniendo estos lodos municipales

xosé manuel cambeiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

22 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Gerardo Conde ha quedado tan atrás que parece un alcalde de otro mandato. Y, sin embargo, es de la partida. Ya no queda nada de su equipo. Únicamente delata que este es su cuatrienio (que para él encogió mucho) la presencia en Raxoi de Reyes Leis, que finalizará el trayecto cuatrienal.

Pero si las caras sonrientes y felices del 2011 se esfumaron, permanece la huella de su vara de regidor, que fue mágica para fulminar a determinados funcionarios que se oponían a allanar su camino. Y ha puesto a Agustín Hernández en el brete de no disponer de otra vara mágica para subsanar en un plis plas el entuerto. El movimiento ilusionista, y un tanto iluso, que trazó en el aire el alcalde para cumplir la sentencia de reposición del secretario e interventor no surtió efecto, y los jueces le instaron a hacerlo mejor.

No es fácil para nadie desencajar piezas importantes, que han venido de otros lugares de Galicia, para encajarlas de nuevo en el cuadro municipal. La solución ideal sería la de aplicar la norma no escrita de que el que fue a Sevilla perdió su silla. Todo resuelto. La gansada de Conde Roa, salvo el mediomillonario gasto originado a la ciudad, no tendría entonces otras repercusiones.

Pero los jueces no aplicaron el derecho consuetudinario y le corresponde a Agustín Hernández administrar esa herencia envenenada sin subterfugios. No le queda otra opción si no quiere que los tribunales le golpeen con la sentencia incumplida en la cabeza. Está claro que lo que mal empieza mal acaba. Gerardo Conde estaba muy seguro, al hablar con este interlocutor, de que le amparaba la ley, y al interlocutor la parecía que su decreto de personal duplo y triple era un vagón corriendo por una pendiente desenganchado de la ley. Acaba de chocar.

Pero cuando uno tiene la testa y la testosterona implicadas a fondo en un objetivo, a fin de ampliar sin obstáculos las miras políticas, lo que bulle por la mente pasa a los papeles sin coartaciones. Y hoy está rompiendo la cabeza de Agustín Hernández y el organigrama municipal.

En todo caso, los parabienes son para los dos habilitados nacionales, Javier Castiñeira e Inmaculada Viña, que han quedado liberados de una infundiosa situación. Y no son los únicos, ya que la política de personal circuló a bandazos durante el mandato, con no pocas protestas y algunas sentencias ilustrativas de los efectos de la apisonadora.

La verdad es que el mandato que llega al ocaso se vistió más de togas, y de puñetas, que de otra cosa. Y las sentencias que aún están arribando, como la de la jefa del servicio de Licencias, acceden al tapete de quien no deseaba leerlas. Con Agustín Hernández no hay estrados, pero hay secuelas. Y polémicas. El recurso relativo a la plaza de la jefa de Licencias levanta polvareda.

La puja, por fin

Quien luzca buenas ideas para el viejo Provincial tiene ya la puerta abierta. Los promotores de la residencia de mayores temen que algún francotirador abata su proyecto. Y sería una lástima, porque si la idea cuenta con el aval de Triodos Bank es que merece la pena. Lo que no tiene sentido es que el edificio, que parece escapado de las barriadas de Alepo, siga funcionando como un campo de batalla de marginales y desvalijadores, porque puede ser un escenario más útil y acogedor.

A Hogar Futura no le importa tener que conservar la fachada y la tipología del inmueble. Menos mal, porque a otros posibles postores esa traba arquitectónica les ahuyenta. Alguno se lo ha espetado a este cronista. Lo cierto es que el edificio solo posee el valor arquitectónico de la nostalgia. Muchos natalicios tienen como santo y seña Galeras. Y muchas defunciones, pero esas alentarían la demolición del inmueble.

La fachada no es apolínea, pero está bien. No obstante, más de uno está pensando que, en caso de que la residencia de Hogar Futura se frustre y no existan alternativas, tal vez sea necesario modificar de nuevo el planeamiento para eliminar todas las limitaciones. Y ahí muchos se apercibirían de que el inmueble es abatible. Por fortuna para los promotores no conservacionistas, Mariano Rajoy no nació en el Provincial, porque tendrían que achantar incluso con el paritorio.

Sobró la venganza, hombre de Dios

Ah, la codicia y la venganza. Una mezcla explosiva que acabó con los sueños (aunque muchos dicen que es un hombre sin sueños, un apático con chalés) de Fernández Castiñeiras. Sacar el Códice de la Catedral bajo el jersey puede aparentar un embarazo de dos meses, pero pudo simular uno de nueve meses llevándose solo dinero, porque los pasmados gestores de la Catedral no se percatarían de si era hombre o mujer. El electricista les parecía un ángel. A Castiñeiras le perdieron la codicia y la estampa de José María Díaz Fernández, y en caso de tener que devolver los 700.000 euros que faltan de lo que ha robado, solo le van a quedar los calzoncillos del abuelo, si conserva un buen fondo de armario.