De todo se aprende y todo es mejorable, sobre todo cuando se parte de la novedad. Lo dicen los mismos expositores de A Quintana desde la satisfacción generalizada por la iniciativa y con el mejor de los ánimos constructivos: tanto aquellos que aun apostando por un mercado más amplio también reconocen las dificultades de «empezar coa praza chea» al no saber «como ía funcionar», como Marián Romero, como quienes de forma mayoritaria apuntan como una «pega» la escasa difusión del carácter rotatorio del mercado. Si acaso «a única», coinciden varios de los integrantes de un colectivo que con carácter general ha elogiado la atención y las facilidades que les ha dado la organización y la programación cultural y de servicios infantiles vinculados.
El de la divulgación de la rotación sí que les parece un problema. Por mucho que Raxoi lo haya anunciado cuando presentó la iniciativa, entienden que ese es un dato que pasa inadvertido si no se hace un recordatorio permanente. «Como público, penso que se vexo o mercado ao principio e non sei que é rotativo, igual xa non volvo», afirma Alba Gómez, cuando la oferta cambia con cada rotación.
La instalación de un panel en la plaza, con los expositores de cada turno, sus fechas de estancia y lo que ofrecen sería la solución, apuntan diversas voces, aunque tampoco estaría de más incluir esa información en el programa de mano, según Segade. Quizá «sexa un pouco por iso» por lo que el muradano Manuel Figueiras, que ya participó en otro turno, observe que el ambiente haya decaído con respecto a los primeros días. El carácter rotatorio sí «está en las redes», dice Matías Zaraibe, de la zona de restauración, «pero no todo el mundo entra en ellas».