El ataque de ansiedad de una menor obliga a regresar a Santiago el vuelo de Ryanair con destino a Valencia

SANTIAGO

Vuelo

«¿Pero de verdad que estamos volviendo?» se preguntaban el resto de pasajeros indignados con la compañía ante la falta de información

11 ago 2014 . Actualizado a las 19:36 h.

El ataque de ansiedad sufrido por una menor fue la causa que motivó que el avión de Ryanair que operaba ayer la ruta Santiago-Valencia tuviese que regresar a Lavacolla cuando ya se encontraba en rumbo hacia el aeropuerto de Manises. El vuelo FR7223 debía partir a las 21.50 horas de la terminal compostelana pero, tras sufrir casi dos horas de retraso, despegó pasadas las 23.40 horas. Las incidencias aumentaron en pleno vuelo, sobre las 00.35 horas, cuando una pasajera (de entre 13 y 15 años) comenzó a sentir un ataque de ansiedad.

La joven viajaba junto a un grupo de menores de un centro de acogida, a quienes acompañaban varios monitores. Fue precisamente uno de ellos, junto a una médica que también formaba parte del grupo, el que la tumbó en la parte trasera de la aeronave para intentar sosegarla. Poco a poco, y según confirma Cristina Rodríguez, una periodista valenciana que viajaba en el avión, la joven recobró la calma. Esta pasajera aclara que a la joven parece que le da miedo volar y que ya en otro viaje en el que se embarcó el año pasado le ocurrió algo parecido.

Tras el incidente, la tripulación de Ryanair decidió dar media vuelta y regresar al aeródromo compostelano. Fue entonces cuando los nervios se tensaron entre los pasajeros ante la falta de información y el hecho de que las comunicaciones llegasen únicamente en inglés. «Nadie de la tripulación hablaba castellano, así que tuvo que ser un pasajero el que cogiera un micrófono y empezara a traducir simultáneamente lo que decía la tripulación» se lamenta aún indignada Cristina. «Tan solo se nos dijo que había pasado algo y que teníamos que volver a Santiago», continúa. «El médico que acompañaba a los jóvenes insistía en la que la niña estaba bien y que se podía continuar», insiste la periodista valenciana.

Tras llegar a Santiago, se acercó hasta la aeronave una ambulancia medicalizada del 061. Según Cristina Rodríguez al aparato subió un médico que corroboró que la menor ya estaba bien. Sin embargo, desde la tripulación de Ryanair se insistió en que la joven debía abandonar el aparato. Por ello en el avión se personó la Guardia Civil, que acompañó a la menor y a uno de sus monitores afuera del Boeing 737-800. Fue cuando subieron los agentes cuando los ánimos volvieron a encenderse entre los pasajeros. «Pensé que iba a haber un motín», reflexiona ya con calma Rodríguez.

La espera se hizo larga para el resto de pasajeros. Finalmente, el vuelo volvió a partir rumbo a Valencia, bajo el código de vuelo FR729, cerca de las 02.00 horas de madrugada. «Llegamos a Valencia cerca de las 03.30 horas. Estábamos indignados pero no por lo que pasó a la niña, con la que todos los pasajeros se mostraron solidarios. Fue por la falta de respeto de Ryanair. Por la falta de traducción del inglés y por cómo gestionó el problema. Estuvimos esperando mucho tiempo en el avión y ni siquiera nos ofrecieron un agua, la quisieron vender. Además, no hubo ningún momento de peligro como para tener que volver. Definitivamente, no están a la altura», concluye con rabia la periodista.