En la procesión del Corpus Christi se mostró una custodia del siglo XVI

Margarita Mosteiro Miguel
Marga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

La lluvia obligó a realizar el acto litúrgico en el interior de la Catedral

23 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

La celebración de la festividad del Corpus Christi y, más concretamente, la procesión posterior a la misa permitió contemplar anoche una pieza de orfebrería que solo puede ser vista en contadas ocasiones y que se guarda en el Museo de la Catedral. La custodia realizada por el orfebre Antonio de Arfe es una pieza de orfebrería del siglo XVI que está encuadrada entre las mejores de toda España. El sagrario monumental, destinado a exponer el Santísimo Sacramento, fue encargado por el Cabildo Compostelano en 1539, en tiempos del arzobispo Fonseca, al taller vallisoletano de los hermanos Juan y Antonio de Arfe, que están considerados como los mejores creadores de este tipo de piezas artísticas.

Carro sobre ruedas

La pieza que se guarda en la Catedral es una estructura ricamente ornamentada en honor al sacramento de la hostia consagrada, que se coloca sobre un carro con ruedas para facilitar su traslado.

La procesión, presidida por el arzobispo Julián Barrio, no pudo salir de la Catedral como medida preventiva, ya que a lo largo de la tarde fueron varios los chaparrones que cayeron sobre Santiago. Aunque en el momento de la procesión la lluvia había dado un respiro a la ciudad, se optó por procesionar por el interior de la Catedral para no dañar la pieza ni las vestimentas.

La procesión del Corpus Christi incluyo una ceremonia en la que participaron los miembros de las cofradías de Santiago, así como asociaciones de carácter religioso. Algunos de los miembros de estas agrupaciones iban ataviados con conjuntos de vestiduras litúrgicas que pertenecieron al arzobispo Malvar en el siglo XVIII y que solo se utilizan en casos excepcionales. El arzobispo portó una capa pluvial.

En la carta pastoral del arzobispo, con motivo de la festividad del Corpus, que coincide con el Día de la Caridad celebrado por Cáritas, Julián Barrio reclamó a los cristianos «un compromiso firme y decidido en la ayuda a los necesitados». El arzobispo dijo que «hay que amar a aquellos por quienes sufrimos, y sufrir por aquellos a quienes amamos, superando la indiferencia hacia los pobres». Aludió a la construcción de «espacios de esperanza» para evitar el «aumento progresivo de la desigualdad» generada «por la reducción de los servicios sociales, por las dificultades para acceder a la vivienda, por la bajada en el nivel medio de la renta y por el índice creciente de la pobreza infantil».