Una concentración parcelaria en Negreira que lleva veinte años parada entra en su recta final

emilio forján NEGREIRA / LA VOZ

SANTIAGO

11 jun 2014 . Actualizado a las 13:21 h.

La junta local de la concentración parcelaria de Broño, A Pena y Landeira, aprobó ayer uno de los últimos trámites para que el proyecto que lleva tramitándose desde el año 1994 pueda ver la luz. No obstante, los técnicos de Medio Rural justificaron su retraso en la «complejidad» de este tipo de procesos en la que se lleva invertido 2,5 millones de euros «con una repercusión por hectárea de 4.500 euros», señalaron.

Con la presencia del alcalde negreirés, Juan Rey Maceira, así como los vecinos que integran la junta, además de técnicos municipales y de Medio Rural, y del equipo redactor, el documento aprobado es el último paso antes del amojonamiento final de las nuevas fincas y la entrega de títulos. Consta de siete tomos compuestos por la memoria, planos de las fichas y el plan de cultivos, que tras su publicación oficial pasará a ser notificado a los propietarios, informándose en reuniones en las tres parroquias antes de las posibles alegaciones. El plazo estimado para finalizar el proceso podrían rondar los los dos años.

La concentración parcelaria de A Pena, Broño y Landeira es la más avanzada de las dos que se tramitan desde los 90 en el municipio. La otra es la de Gonte-Campelo y Aro, donde se abrieron las nuevas pistas, pero sigue muy estancada. En la primera, la nueva distribución permitirá una agrupación de 1,7 fincas por propietario una vez detalladas todas las servidumbres, los usufructos y los arrendamientos. El documento aprobado ayer detalla los informes técnicos y jurídicos de contestación de las alegaciones presentadas al proyecto.

Además, se aporta una de las novedades que introduce el proyecto con la nueva legislación sobre el suelo que es un documento de obligado cumplimiento cuando hasta ahora lo era meramente informativo. Es el plan de ordenación de cultivos en los que se clarifica con detalle los usos que pasarán a tener las nuevas parcelas concentradas.

Cabe destacar el rigor con el que se realizará el amojonamiento de las nuevas fincas. Cada marco será numerado, se fijarán las coordenadas exactas de su situación, se fotografiarán y se hará un levantamiento definitivo. Mediante su localización concreta podrán ser reemplazados en caso de robo.