Los peregrinos que estos días llegaron a Santiago dejan detrás de sí 7.347 historias por las que han hecho la ruta jacobea. Parejas que se enamoran haciendo el Camino, otras que se desenamoran, personas que se encuentran a sí mismas tras un momento difícil en sus vidas o las promesas más variopintas.
Pablo Casadio, de 35 años, había visitado muchas veces Santiago pero este argentino no sintió la necesidad de recorrer el Camino hasta que sufrió un aparatoso accidente de tráfico en Ghana (África). «Fue hace un par de semanas y salimos todos vivos de él, por lo que sentí que tenía una deuda que saldar», relata. Así se embarcó junto a otros tres amigos en un viaje de cuatro días desde Sarria que concluyó ayer en el Obradoiro.
Denís Carrasco, una joven de 25 años de Cuenca, consiguió ayer la compostela por segunda vez. En el 2013 emprendió el viaje ella sola, mientras que en esta ocasión quiso compartirla con un grupo de amigas y parece haberle cogido el gusto, porque planea volver con su padre el próximo año por una nueva ruta. Esta dentista pretende recorrer las ocho vías de peregrinaje, aunque asegura que la veteranía no salva de las agujetas.
Quien se libró de ellas fue José Carlos Coelho, un mecánico de bicicletas de 44 años. Este asturiano hizo el trayecto sobre dos ruedas y desde Oviedo, acompañando a un amigo menos experimentado que celebraba con este viaje su salida del paro. Mañana este vivirá su primer día en su nuevo empleo.