Más de 41.000 personas colaboran en organizaciones no gubernamentales en Galicia. Unos como personal contratado, otros participando en los equipos de voluntariado y finalmente muchos forman parte de la base social. Y precisamente estos días la cooperación ha estado muy presente en Santiago de la mano de dos proyectos muy diferentes desarrollados en Uganda y en Marruecos con marcado acento gallego y compostelano.
Una escuela en Uganda
1 Catorce universitarios acaban de regresar de Uganda en donde pusieron en marcha un programa de apoyo a la educación, con la construcción y conservación de escuelas en la zona de Kito, en el suroeste de Kampala. El campo de trabajo está promovido y organizado por el colegio mayor La Estila y la oenegé ugandesa Kelim Foundation, y durante tres semanas los jóvenes convivieron con otros de Uganda que realizaron diferentes obras de construcción y acondicionamiento de escuelas infantiles. Los beneficiarios son unas cien familias y 400 niños del distrito, aunque de modo indirecto beneficiará a ocho mil personas entre niños, jóvenes y mujeres de esa zona próxima a Kampala. El grupo de voluntarios está integrado por Hanjo Kollmann, Jaime Cárdenas, Antonio Legerén, Daniel Núñez, Benito Vilas, Carlos Fernández Blanco, Víctor Chil, Eduardo Codesido, Javier Urrutia, Pedro Díaz, Víctor Santiso, Rubén Corral, Pablo Maciñeiras y Nicolás Matovelle. Seguro que además de ayudar, también disfrutaron y aprendieron de su estancia en Uganda.
Periodistas cooperantes
2 Otras jóvenes gallegas también participaron en un proyecto de cooperación, en este caso dentro del seminario de periodismo social y cooperación internacional impartido en la USC. Noelia Antelo, Diana Mandiá, Aida Mosquera y Ángela Muñiz fueron elegidas para desplazarse a Nador y Tánger, en Marruecos, con la coordinadora de esta actividad dentro de la Asociación Galega de Reporteiros Solidarios, Carmen Novas, y con el apoyo en el propio país norteafricano de la Asamblea de Cooperación por la Paz. La expedición comenzó el 20 de agosto y las periodistas se reunieron con cooperativas de agricultores, visitaron centro de mujeres en los que se trabaja por la igualdad y conocieron iniciativas a favor de la pesca sostenible. Las cuatro plasmaron su experiencia en un blog De Nador a Tánger, en el que muestran su valía como periodistas y personas.