Francisco José Garzón, el maquinista del tren, recibe apoyo psicológico

EFE

SANTIAGO

Sus compañeros siguen mostrando su apoyo al conductor del Alvia accidentado

30 jul 2013 . Actualizado a las 18:42 h.

Francisco José Garzón Amo, maquinista del tren accidentado el pasado 24 de julio en Santiago, ha empezado a recibir apoyo psicológico, han informado a Efe compañeros suyos, que no han querido desvelar dónde se encuentra.

Desde que el miércoles el Alvia procedente de Madrid descarrilase en Santiago de Compostela, lo que costó la vida a 79 personas, el barrio de Os Mallos, en A Coruña, donde tiene fijada su residencia este hombre, acapara la atención de los medios de comunicación.

Los periodistas ocupan las terrazas que jalonan ambos lados de la arteria peatonal que vertebra este núcleo obrero y los escasos vecinos que se ven apuran sus paseos al cruzarse con los medios.

Pocos saben quién es este conductor nacido en Monforte de Lemos (Lugo) pese a que se mudó a la zona hace ya varios años para cuidar de su madre enferma.

Francisco José Garzón Amo, que tras el siniestro ingresó en el Complejo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS), centro que abandonó el sábado, rechazó la ayuda de profesionales durante su estancia y ha sido a la salida cuando ha aceptado finalmente ayuda psicológica.

La frutería Conchi es uno de los lugares donde Francisco José se detenía a charlar cuando no estaba a los mandos del tren que cubría la línea Ourense-Santiago.

«Yo lo conozco un poco más, porque soy viuda de maquinista de Renfe», reconoce a Efe la propietaria del establecimiento, que prefiere no dar su nombre completo. «Es un hombre buenísimo», continúa.

Al maquinista le imputan 79 delitos de homicidio y una pluralidad de delitos de lesiones, todos ellos por imprudencia profesional.

Francisco José Garzón Amo, quien admitió ante el juez superar la velocidad permitida en la curva de A Grandeira donde descarriló el convoy, limitada a 80 kilómetros por hora, comenzó a trabajar para Renfe hace 30 años en su Monforte natal.

Hijo de ferroviario, hizo carrera desde abajo, de suministrador de combustible a ayudante, hasta que hace una década consiguió un puesto como maquinista.

Tras pasar por Madrid y Barcelona, Francisco José Garzón Amo pidió el traslado a Galicia para estar cerca de su madre.

Desde su inauguración en diciembre de 2011, Francisco José Garzón Amo se encargaba de la línea de alta velocidad Ourense-Santiago.

Entre sus compañeros, nadie pone en duda su profesionalidad. «No ha dependido todo de Francisco», afirma Manuel Mata, un maquinista que realiza la ruta Madrid-Ferrol.