El Pentágono usa un software que diseñó una spin off de la USC

Tamara Montero
tamara montero SANTIAGO / LA VOZ

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Santiago Domínguez y Carlos Cobas en la oficina que MestreLab tiene en Santa Marta.
Santiago Domínguez y Carlos Cobas en la oficina que MestreLab tiene en Santa Marta. xoán a. soler< / span>

MestreLab sirve al menos a 80.000 usuarios, incluyendo Harvard o Pfizer

16 jun 2013 . Actualizado a las 14:22 h.

Harvard, Princeton, Georgetown, Oxford y Cambridge, el MIT, la American Atomic Agency, el CSIC, la agencia de investigación francesa, Pfizer, Johnson & Jonhson, Bayer. Hasta el Pentágono. Son solo algunos de los organismos de altísimo nivel que utilizan un software de resonancia magnética nuclear que salió de los laboratorios de Química Orgánica de la Universidade compostelana convertido en una spin off y que hoy cuenta con 80.000 usuarios en los cincos continentes. Esos, los que pagan por las licencias, porque hay otros muchos que funcionan con versiones crackeadas, por lo que es imposible saber el número total de usuarios del producto.

MestreLab, cuya sede se encuentra en Santa Marta, comenzó a operar en el 2005 gracias al esfuerzo de tres socios: Carlos Cobas, cerebro de este software, Javier Sardina, catedrático de la Universidade, y Santiago Domínguez. El primer pedido salió hacia Adis Abeba, en Etiopía, financiado mediante una colaboración con la Universidad de Upsala. Los mercados principales son la industria farmacéutica, biotecnológica, química y alimentaria, así como la investigación química general.

La resonancia magnética nuclear es «lo mismo que se utiliza en los hospitales para analizar rodillas, cerebros, tumores...» con una diferencia: «Nosotros analizamos moléculas, vamos a lo atómico», explica Carlos Cobas. Así comenzó todo, pero ahora han diversificado su oferta y trabajan en otros campos como la espectrometría de masas, la cromatografía y herramientas informáticas en general. Tanto ha crecido la empresa que ya tienen oficinas en en Estados Unidos y en Inglaterra. En las de Santiago trabajan 18 personas procedentes de varios puntos del globo, porque MestreLab busca a los mejores en su campo independientemente del punto del mundo en el que encuentren. En Inglaterra hay tres trabajadores y en San Diego otra persona.

¿Sus competidores? Pocos. Las principales son ADC Labs, una firma canadiense, y Bruker Biospin, con una facturación de mil millones. MestreLab, sin embargo, gana cuota de mercado continuamente y si hace cuatro años tenían el 25 % del mercado académico y el 2 % del industrial, ahora copa el 85 % del académico y alrededor del 30 % del industrial. El 41 % de su software se va a Estados Unidos, el 38 % a la Unión Europea -el mejor cliente es Alemania- y el 2 % se distribuye España.

Todo el beneficio, a I+D

MestreLab dedica alrededor del 70 % de sus beneficios a investigación y desarrollo en un contexto en el que los científicos claman por la reactivación de la inversión en ciencia. También creen los socios de la spin off que los cortes en ciencia son «catastróficos» y que lo único que conseguirán es llevar al país de nuevo «a ser una economía de segundo nivel durante los próximos 20 años». A ellos les afecta también, porque en España hay clientes que pagaban licencias con los proyectos que conseguían y que ahora han sido recortados. Así que no compran.