Un año marcado en Raxoi por las operaciones Pokémon y Manga y las divisiones internas

r.m. santiago / la voz

SANTIAGO

18 abr 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

á ngel Currás cumplió ayer un año en la alcaldía. Un año en el que la agenda de la jueza Pilar de Lara ha marcado en buena medida la del gobierno local e incluso el trabajo de buena parte de los funcionarios municipales, que parecen haber agotado ya su capacidad de sorpresa ante los registros ordenados por la magistrada. Pese a ello, para el gobierno local no cabe hacer ningún otro balance de su gestión más que en positivo. Así lo sostiene su viceportavoz, María Castelao, quien ha reducido a «certas complicacións» las imputaciones en las operaciones Pokémon y Manga, complicaciones que, asume, han afectado, pero a nivel personal, no a la gestión ordinaria. En ese sentido, los populares defienden que fueron capaces de «xestionar eficazmente» los recursos municipales y que lo importante es hacerlo «sexa cal sexa a situación». Y en el plano político afirman que se asumieron «as responsabilidades que se debieron asumir». Lo hizo el exalcalde Gerardo Conde Roa, con su marcha tras su imputación por fraude fiscal, y Albino Vázquez tras su detención en la operación Manga, en un ejercicio de «responsabilidade política para non prexudicar á cidade». Pero la ciudad, concretamente su imagen y la del propio Concello como institución, sí ha salido perjudicada, y seriamente, según la oposición. Lo diga el socialista Francisco Reyes o el nacionalista Rubén Cela, desde las bancadas opositoras no cabe más balance que el del desgobierno cuando solo se puede hablar «dun ano perdido». Un «annus horribilis», según el BNG, en el que Currás no solo perdió la ocasión de dar un giro respecto de la gestión de su antecesor, sino que «afondou» en los aspectos «máis negativos» de aquella. En clara coincidencia con Cela, el socialista sostiene que la ciudad ha perdido en su imagen pública pero también en aspectos no achacables únicamente a la crisis. Hay 200 comercios menos y el paro ha crecido, como la emigración juvenil, afirman ambos mientras acusan al gobierno de no gestionar porque su preocupación está más en los juzgados que en la ciudad, en hacer oposición a la oposición y en una división interna que el PP insiste en negar.