«Lo que más valoro es que en Suiza puedes elegir tu futuro»

Olalla Sánchez Pintos
OLALLA SÁNCHEZ SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

CEDIDA

Este compostelano trabaja desde hace más de un año en Zúrich

26 ene 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

En noviembre del 2011, Diego García aterrizó en Zúrich con dos maletas y un contrato de trabajo. Tras estudiar Empresariales en Santiago y formarse en el Igape, llevaba más de un año en paro por lo que no dudó en aceptar un empleo en el departamento de márketing de una empresa suiza de exportación de automóviles. Este compostelano, de 32 años, vive desde entonces, junto a su novia gallega, en Thalwil, a diez kilómetros de esa ciudad en la que trabaja. Asegura que todo salió mejor de lo que esperaba.

-¿Cómo surgió la oportunidad?

-Yo llevaba un año en paro y empezaba a preocuparme la situación. Además, y tras haber estado de Erasmus en Polonia, no me desagradaba la idea de volver al extranjero. Por ello, empecé a enviar currículums a diferentes países. En el caso de Suiza, fue el único que mandé. La oferta para esta firma la encontré por Internet. Me hicieron dos entrevistas vía Skype y después ya me invitaron a una prueba en la empresa. Tras plantearme tres meses de prueba y un contrato posterior, yo les pregunté cuál sería la duración de ese contrato. Ellos no entendían mi pregunta porque en Suiza no se plantean lo de los contratos temporales.

-¿Cómo es el trabajo allí?

-En la firma somos 25 y tan solo dos son suizos. El ambiente es muy bueno y, además, valoro los horarios europeos. Entro a las 8.15 horas y ya como en el trabajo. Pero me compensa, porque a las 19 horas estoy de vuelta en mi casa. El idioma no fue, además, un hándicap. Nosotros estamos en la Suiza alemana y aquí las lenguas oficiales son el alemán, el francés y el italiano. Pero, en la empresa, y al dedicarse a la exportación, me arreglo con el inglés. Algo curioso, y que denota la diferencia en cuanto a la crisis, es que cuando llegué mi firma se planteaba vender vehículos de 400 caballos a España, un reto en la actualidad.

-¿Fue difícil la adaptación?

-Lo peor fue al principio porque tienes que mantener el empleo y al trabajar por objetivos vives con estrés. Además, para todos los que llegan está el problema del alquiler. Para lograr un piso necesitas un permiso de residencia y cumplir unos requisitos que fija la inmobiliaria. Como dificultad añadida, te piden pagar dos meses de fianza y tres por adelantado. Tras compartir durante seis meses piso con una señora, logramos uno proporcionalmente barato, de mil euros. Tras estas dificultades, lo cierto es que vivir aquí compensa. Nunca estuve mejor.

-¿Qué es lo que más aprecia?

-Lo que más valoro es saber que en Suiza puedes elegir tu futuro. Cuando estaba en paro sabía que me llamasen de donde me llamasen iba a aceptar. Aquí, sin embargo, tienes la opción de no depender de la suerte, puedes elegir tu futuro. Más allá de eso, me gusta el estilo de vida. La gente es afable, respetuosa y sana, hacen mucho deporte. También aprecian la naturaleza. Y la verdad es que el frío lo llevo bien. De hecho, pasé más estas Navidades en Santiago.

-¿Llegan muchos españoles por la crisis a Suiza?

-Conocemos varios casos y algunos que viven una situación desesperada. Hay muchos gallegos. Una empleada de una óptica cercana es de Padrón.

Si quiere dar a conocer su trayectoria en el extranjero escriba a santiagoweb@lavoz.es