«El contraste entre Santiago y Marruecos es del 100 %»

Olalla Sánchez Pintos
Olalla Sánchez SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

CEDIDA

Esta joven se trasladó a Tetuán para estudiar Bellas Artes. Si quiere dar a conocer su trayectoria en el extranjero escriba a santiagoweb@lavoz.es

23 ene 2013 . Actualizado a las 21:05 h.

El choque cultural fue lo que más animó a Mery Pais Domínguez a trasladarse a Marruecos para estudiar Bellas Artes. Tras cursar el bachillerato en León, esta joven santiaguesa de 22 años desembarcó hace tres años en Tetuán para iniciar la carrera y simultanear sus estudios con diversos trabajos relacionados con el diseño. De hecho, acaba de lanzar una firma integral sobre este ámbito. Colabora también con una asociación de niños discapacitados a los que imparte diversos talleres lúdico-plásticos.

-¿Por qué se decidió a estudiar en el país alauí?

-Me parece importante para alguien que se dedica al arte conocer otros países y enriquecerse con el contraste de culturas. Es cierto, además, que por viajes anteriores ya conocía Marruecos y me atraía. Desde mi entorno familiar también me apoyaron mucho e incluso mi madre, con la que comparto profesión, pasa temporadas aquí y expone en Tetuán alguna de sus obras. De todas formas, no fue fácil acceder a la facultad. Te piden una recomendación del gobierno español y otra del marroquí y hay que pasar una prueba complicada.

-¿Fue difícil la adaptación?

-Al principio reconozco que fue un poco duro, sobre todo, por el idioma. Yo hablaba francés pero desconocía el árabe, un idioma en el que se imparten muchas asignaturas en la Facultad. Fue con el tiempo y tras ir a clases, y rodearme de gente marroquí, cómo conseguí aprenderlo. Eso sí, reconozco que es ahora, tres años más tarde, cuando realmente empiezo a disfrutar del país.

-¿Qué es lo que más valora?

-A nivel académico, tenemos profesores de gran prestigio. Además, estudiar aquí abre muchas puertas. Por ejemplo, ya me ofrecieron trabajos en sitios como Casablanca, sin haber acabado la carrera, algo que en España sería impensable. En el ámbito de la creación, estar en Marruecos enriquece mucho. Todo te atrae, te inspira, te incita a crear. Por ejemplo, los colores son muy fuertes, los olores, intensos... El contraste de Santiago con Marruecos es del 100 %.

-¿Es aún Marruecos un desconocido para España?

-Creo que sí. Este país se puede ver de dos maneras, con prejuicios o sin ellos. Tienes que estar aquí para saber realmente cómo es. En general, la gente es muy hospitalaria y te ayuda mucho aunque también es cierto que el mundo árabe es un mundo de hombres. Por ejemplo, en Tetuán, ya no hay chicas en la calle a partir de las 19.00 horas. Tampoco van a discotecas, salvo en las ciudades grandes. Lo único que echo en falta es eso, poder pasear sin la necesidad de tener que mirar un reloj. Pero, de todas formas, y a diferencia de por las calles, donde sí ves a mujeres con velos o burkas, en Bellas Artes muchas chicas van con falda y fuman. Más allá de eso también me llama la atención los estereotipos que hay sobre el país. Por ejemplo, donde vivo no hay ni arena ni camellos. No vi ninguno desde que llegué.

-¿En qué cosas cambió su vida?

-Creo que me hice más fuerte, aprendí a luchar, al ser todo más complicado. Además, también me inicié en cosas que desconocía, como en regatear o en hacer comidas elaboradas, algo tradicional en Marruecos.

-¿Cuál será la próxima etapa?

-Por ahora me queda acabar el último curso y realizar el proyecto final, que versa sobre toda mi experiencia en Marruecos. Después me gustaría hacer un máster, en principio, en Francia.

Si quiere dar a conocer su trayectoria en el extranjero escriba a santiagoweb@lavoz.es