La maleza es un riesgo para los peregrinos en Negreira

emilio forján NEGREIRA / LA VOZ

SANTIAGO

FORXAN

Denuncian que la vegetación dificulta el tránsito al invadir el arcén de las carreteras provinciales en el Camiño de Fisterra

17 sep 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Las dos carreteras provinciales que atraviesan el término municipal de Negreira, la DP-5602 a Pontenafonso y la DP-5603 que enlaza con el Marco do Cornado, próximo al núcleo de Pesadoira, en dirección a Serra de Outes, presentan un abandono en las tareas de conservación por parte de la Diputación de A Coruña, ya que la maleza invade los arcenes de la calzada.

Lo saben bien los peregrinos que a diario se desplazan por la DP-5603 a través de los tramos asfaltados del Camiño de Fisterra que discurren por la carretera en Zas, Aro, Broño, A Pena o Alvite, pero también los conductores, que a menudo deben sortear a los caminantes que invaden la calzada pora sortear la maleza existente en el recorrido.

Después de un verano atípico, especialmente lluvioso, no es extraño que la maleza haya crecido hasta el punto de ocultar las cunetas y llegar a los márgenes viales. El retraso en las labores de desbroce que la Diputación suele realizar en esta época del año es objeto de preocupación y quejas entre los usuarios.

En el Concello de Negreira son conocedores de las quejas por parte de vecinos de las parroquias afectadas, y así se lo trasladaron a los responsables provinciales de conservación de carreteras para que procedan a su limpieza en el menor espacio de tiempo posible, máxime teniendo en cuenta que más de medio centenar de peregrinos atraviesan cada día por la carretera de Marco do Cornado, con el consiguiente riesgo de atropellos para los caminantes, además de la mala imagen que éstos se llevan de Negreira. Por si fuese poco, el próximo sábado transcurrirá por la zona la quinta Andaina Negreira no Camiño de Fisterra, para la que ya se anotaron unas 60 personas, en su mayoría foráneas.

Algunos usuarios de la DP-5603 alertan del peligro de que muchos peregrinos caminen de noche o con poca luz diurna, sin portar elementos reflectantes para distinguirlos en la calzada, lo que ya ha provocado más de un susto en la conducción.