José Antonio Liñares, de la Asociación Hostelería Compostela, apuntó que el incremento de la planta hotelera «es un viejo debate» que cobra actualidad con la próxima apertura de tres nuevos establecimientos. Liñares reconoce que «no se puede prohibir a un empresario arriesgar su dinero, el mercado es libre». Dijo que «aunque no me gusta la palabra, la oferta está sobredimensionada» y solo tendría sentido «si tienen un valor diferencial; si aportan algo diferente». Explicó que «no estoy de acuerdo con las subvenciones, porque se adultera el mercado de la oferta y la demanda». En la situación actual, Liñares considera que la Administración no puede «subvencionar», ya que «desvirtúa el mercado y provoca una guerra de precios que repercutirá en la calidad, al vernos forzados a bajar precios». Apuntó que los establecimientos ya han reducido las tarifas debido a la baja afluencia, pero un aumento de la planta hotelera provocará una guerra de precios que «repercutirá negativamente en la calidad. Los empleos en el sector no podrán ser estables ni permanentes si hay que cerrar por épocas». Aseguró que la temporada baja será «muy dura» en la ciudad y se espera una «caída en picado» durante el último trimestre y el próximo año.
Insistió en que «a día de hoy no se precisa más planta hotelera. Santiago tiene una oferta que no es comparable con ninguna ciudad». El empresario apuntó que «el exceso de establecimientos hoteleros está provocando que se desvirtúe el casco histórico», por lo que considera que «los urbanistas deberían cuidar la ciudad» para que no se pierda el espíritu residencial . «No se trata de que no haya ocio nocturno, pero hay que buscar el equilibrio» y pide que se abra el debate sobre «limitar» la apertura de más establecimientos comerciales y hosteleros de «perfil bajo».