Otro cerebro fugado a EE. UU.

Elisa Álvarez González
elisa álvarez SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Marta Concheiro, premio extraordinario de Farmacia e investigadora Parga Pondal, hace las maletas ante el futuro incierto que ve en Galicia

25 mar 2012 . Actualizado a las 10:42 h.

A estas alturas ultima las maletas. Mañana cruza el charco. Ya no es la primera ni la segunda. Marta Concheiro, una de esas investigadoras brillantes que Galicia quería atraer y retener, se marcha con un poso de nostalgia. Ve el futuro muy incierto, y en Baltimore, en el prestigioso NIDA, el Instituto Nacional de Drogas de Abuso, le ofrecen condiciones económicas y proyectos. Como para no irse.

Esta licenciada en Farmacia con premio extraordinario comenzó a investigar en el Instituto de Medicina Legal. Al terminar la tesis se fue a Estados Unidos a realizar una estancia de dos años, el primero de ellos con una beca del Ministerio de Educación y Ciencia, y el segundo becada por el propio NIDA. «Me apetecía muchísimo marcharme, pero con la intención clara de volver». De ahí que el programa Parga Pondal, para atraer científicos a Galicia y en el que se exige una estancia de al menos dos años en el extranjero, estuviese en su punto de mira. En Baltimore llevó a cabo investigaciones sobre los efectos en la gestación de mujeres drogodependientes, y al volver, tras solicitar su Parga Pondal, siguió en Galicia esta y otras líneas científicas.

La vuelta no fue como la esperaba. A principios del 2010 las cosas ya no estaban como antes. «Al llegar ya vi que en el departamento las cosas no se parecían a cuando me fui. Muchos obstáculos, requisitos, casi todo parado y recortes por todos los sitios». Siguió trabajando. Comenzaron a colaborar con el hospital de Vigo en trabajos sobre los efectos de las drogas en la gestación, y de hecho han logrado un proyecto del Plan Nacional sobre Drogas con el catedrático López Rivadulla como investigador principal.

En enero del 2011, charlando con su exjefa en el NIDA, esta le dijo que tenía más financiación y podía contratar a gente. «Aquí las perspectivas eran cada vez peores, con rumores de qué pasará. Lo peor es que te cambian las reglas de juego en medio de la partida», señala. Se sorprende de los requisitos que exige la convocatoria Parga Pondal, con dos rígidas evaluaciones a los tres y cinco años, «te piden muchísimo, hay que exigir cosas proporcionales a las que pides. Si eres un genio te vas al mejor centro».

Un salario medio

Se va con un sueldo de unos cinco mil dólares netos al mes. «No es por la cantidad, con mi formación en una empresa privada te pagan el doble, pero en un instituto de investigación los salarios son más bajos». Admite que la gestión es mejor en los centros de EE. UU., al menos por su experiencia, porque mientras aquí haces un poco de todo, allí los papeles están delimitados para que el científico se dedique a investigar. «Allí tenemos secretaria, personal de apoyo; aquí tienes que dar la clase, buscar al material, atender al alumno... en Baltimore el reparto de tareas está claro».

Sin embargo, asegura que los investigadores, de aquí y de allá, «tienen las mismas ideas y las mismas ganas». Allí con apoyo y recursos, aquí con las puertas abiertas, para salir.