La restauración tira los precios para fidelizar clientes ganando menos

nacho mirás SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Con menús de ocho euros generalizados, los hosteleros se las ingenian para bajar aún más

12 feb 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

No solo han florecido frente a las entradas de bares y restaurantes los fumadores bajo palio. La pizarra-caballete colocada en la acera, en la que se anuncian bocados a precios de Amar en tiempos revueltos, se ha convertido en el reclamo inevitable de todo aquel establecimiento hostelero que quiera significarse.

El menú de ocho euros ha llegado para quedarse. Se cuentan por docenas los locales de la ciudad que, por ese precio, ofrecen sus dos platos, bebida, postre e incluso café. Pero hay empresarios que han forzado más la máquina para que, en ese importe, quepa la mayor oferta posible, en variedad y en calidad. E incluso quien ha hecho saltar la banca con menús completos por menos de cuatro euros.

Dice Jesús Sordo, propietario de El Bocalino y presidente de los restauradores compostelanos, que el sector le está viendo las orejas al lobo, aunque vaya tirando. «As cafeterías e os bares van aguantando -dice- pero hai que pensar que moita xente está de aluguer. Se a cousa vai mal, déixanno, o local está pechado tres meses e despois o colle outro, por iso non se notan tantos peches de bares e restaurantes como doutro tipo de comercios». Ve Sordo una competencia «desleal» en la gran cantidad de trabajadores que se van al paro y, con el dinero del finiquito, deciden montar un local de hostelería.

Los movimientos de los hosteleros por captar clientela son visibles en cualquier zona de la ciudad. Restaurantes que siempre se habían especializado en comida a la carta, en mariscadas y producto bueno, pero de mayor precio, incorporan ahora tapas, raciones, menús y lo que haga falta. «Se antes gañabas cen, agora levas sesenta, e se tiñas oito empregados, agora tes seis», dice Sordo. Eso, claro, en el mejor de los casos.

Menos cenas

Las vacas flacas se notan, sobre todo, en las cenas. Mientras los establecimientos de comida a domicilio se mantienen, los restaurantes caen de lunes a viernes, «xa non son aqueles abarrotes», precisa el presidente. ¿Y cuál es la expectativa? Nada buena. «Onde hai parados, non hai alegría -dice Sordo-. Segundo o poder adquisitivo de cada un, así se gasta en ocio».

Cafés a 0,90, tarjetas de fidelización, incluso la tarjeta monedero que tiene el Venecia, cualquier idea vale. Sordo cree, sin embargo, que los menús súper baratos son más un sistema de promoción que algo que vaya a mantenerse en el tiempo.