«Abrir Guantánamo fue rápido y fácil, pero cerrarlo llevará aún años»

La Voz

SANTIAGO

La periodista publica su segundo libro sobre el polémico penal y explica por qué el presidente baraCk obama no ha sido capaz de cumplir su promesa de cerrarlo

15 ene 2012 . Actualizado a las 06:00 h.

Emma Reverter es una de las pocas periodistas españolas que puede presumir de conocer Guantánamo desde todos sus ángulos. La primera vez que esta periodista y abogada catalana visitó el penal fue en enero del 2004, una época en la que conseguir adentrarse allí era tarea casi imposible. Desde entonces ha vuelto a la base estadounidense en otras dos ocasiones para presenciar de primera mano la evolución de la cárcel. Un trabajo de campo para la publicación de su último libro, Guantánamo, 10 años (Roca Editorial) que Reverter ha combinado con entrevistas a más de 150 personas, entre ellas exprisioneros del penal o fuentes del Departamento de Estado. El resultado es un detallado análisis que trata de desmontar los mitos sobre una prisión que muchos han criticado pero pocos han podido ver de cerca.

-Obama prometió que cerraría Guantánamo e incluso llegó a firmar una ejecutiva anunciando su clausura. Tres años después de esta promesa, ¿es posible que el presidente cumpla con su palabra?

-Ahora mismo cerrar Guantánamo para Obama tendría un alto coste político, a un año de las elecciones, aunque esa no es la única razón por la que la cárcel continúa abierta. Existen otros impedimentos como la negativa del Congreso a autorizar traslados de prisioneros. Esta situación contrasta con lo rápida que fue la apertura de una cárcel que comenzó a recibir sus primeros prisioneros en enero del 2001 y que unos meses después ya tenía más de 600 reos. Dicho de otra forma: abrir Guantánamo fue tan solo una cuestión de semanas, mientras que cerrarlo será cosa de muchos años.

-Dice usted que abrir Guantánamo fue rápido pero en su libro asegura también que fue una decisión meditada?

-Efectivamente fue una decisión rápida pero para nada una decisión casual. Es más, antes de decidir llevar hasta allí a los prisioneros se tuvieron en cuenta muchos factores como su cercanía al Pentágono (el vuelo en avión es de apenas 4 horas) o que la base contaba con abundante espacio porque antes había servido para retener refugiados haitianos o cubanos. Por último, también pesó que, aunque Guantánamo es una base americana, al estar en territorio cubano, los prisioneros encerrados allí no podrían beneficiarse de los derechos que les da la Constitución estadounidense.

-Cuenta usted además que para abrir Guantánamo el presidente George Bush inventó hasta un vocabulario propio que justificara sus acciones.

-Esta fue una estrategia utilizada por la Administración Bush que tuvo mucho éxito, especialmente entre los periodistas. Desde un principio se nos pidió, por ejemplo, que a los sospechosos de Guantánamo se les llamase detenidos y no prisioneros (un término que implica que alguien ya ha sido juzgado y encarcelado). En derecho se nos enseña que estar detenido es una situación temporal que no debe exceder las 72 horas de duración, algo difícilmente aplicable a los presos que llevan diez años encerrados.

-Y hablando de esos prisioneros, en este momento quedan todavía 170 en Guantánamo, muchos de ellos encarcelados desde la era Bush. En estos diez años, ¿han mejorado sus condiciones de vida?

-Se han hecho algunos avances como, por ejemplo, permitir que Cruz Roja Internacional pueda acceder a la base o ajustes en la forma en que los prisioneros viven. Ahora mismo la mayoría de los presos que continúan ahí residen en un campo llamado Iguana, que prácticamente les permite hacer vida normal y que, en un principio, era el que se utilizaba para encerrar a los menores de edad. También es más fácil para los prisioneros acceder a otros privilegios, como tener una comida más acorde con su religión y sus costumbres. Dicho esto, la situación legal de todos ellos sigue siendo muy confusa.

-Y sin derecho a juicio, ¿cuál es futuro de esto reos?

-Existen dos grupos muy diferenciados entre los prisioneros que actualmente están en Guantánamo. El primero consta de 90 reos que ya han sido exculpados de todo delito penal y que están a la espera de ser trasladados a algún país que los quiera acoger. Para ellos se trata de una cuestión de tiempo hasta que el Congreso de los EE.?UU. desbloquee la partida de dinero que permite estos traslados. La situación del segundo grupo es mucho más incierta. Se trata de unos 30 prisioneros que están bajo el control de la CIA y de otros 41 contra los que se considera probado que existen cargos, pero o bien no se tienen pruebas o estas fueron obtenidas bajo tortura y no son válidas.

-Dicho de otra manera: ¿habrá gente que se muera sin salir de allí?

-Habrá personas que seguramente acaben sus días sin ser libres o que incluso no puedan acceder a un juicio porque su estatus de detenidos indefinidos se alargue en el tiempo. Sobre dónde acabarán, puede que sea en Guantánamo o puede que sea en otra cárcel de máxima seguridad, como les pasa a muchos otros condenados por terrorismo.

Por Tatiana López. Nueva York