La industria estudia reducir el coste sanitario y ecológico de los vaqueros «envejecidos»

Patricia Iglesias

SANTIAGO

La oenegé Setem ha lanzado la campaña No Sandblasting para denunciar los efectos perjudiciales que tiene el proceso mediante el que se desgasta la tela.

08 ago 2011 . Actualizado a las 12:04 h.

Aunque apenas se comenta y numerosos ciudadanos lo ignoran, la fabricación de pantalones vaqueros, tejanos o jeans desteñidos o «envejecidos» no es un proceso precisamente respetuoso ni cool para el medio ambiente. El permanganato que se utiliza para conseguir el efecto lavado y la elevada cantidad de agua que es necesaria para efectuar el proceso (100 litros de media por pantalón) tienen un elevado coste sanitario y medioambiental.

Además, resulta que las ventas de ropa vaquera desteñida se ha duplicado durante los últimos diez años -sobre todo debido a la irrupción y éxito de ese y de otros hábitos y modas en los países de las llamadas economías emergentes (destacando a este respecto el caso de China, que cada año suma varios millones de nuevos consumidores).

La oenegé Setem ha lanzado la campaña No Sandblasting para denunciar los efectos perjudiciales que tiene el proceso mediante el que se desgasta la tela, al tiempo que exige a los fabricantes y marquistas que suspendan el uso de la técnica de lavado o «envejecimiento» que emplean para ello.

Setem se ha puesto en contacto con las firmas de moda más importantes para exigir que eliminen el desgaste artificial de la tela mediante chorros de arena, lo que se denomina Sandblasting.

COMPROMISOS

Los responsables de marcas como Levi-Strauss, Inditex, H&M, Diesel y C&A se han comprometido a sustituir esa técnica en sus cadenas de producción.

Según la oenegé, «la moda de los vaqueros desgastados cuesta decenas de vidas y miles de enfermos en países como Turquía, Bangladés, China o India. Ese método, prohibido en Europa desde 1966 pero que todavía es legal en otros países, resulta muy rentable a las grandes marcas, que lo utilizan aprovechando la deslocalización de su producción sin importarles el elevado coste en la salud de las personas que trabajan aplicando esa técnica», ha subrayado el portavoz de la oenegé.

Turquía, según Setem, es uno de los países más afectados por esa práctica: «Los informes médicos procedentes de ese país han sido los que han relacionado la producción de vaqueros con Sandblasting con la silicosis»; hasta hora, a los trabajadores afectados se les diagnosticaba erróneamente tuberculosis.

Actualmente, se estima que cerca de 5.000 empleados de fábricas donde se utiliza el Sandblasting están afectados de silicosis, enfermedad crónica que impide trabajar y acorta la vida de las personas. De esos 5.000 enfermos, al menos 46 ya han fallecido, según No Sandblasting, cuyo llamamiento se inscribe en el marco de la Campaña Ropa Limpia.

La iniciativa se ha puesto en marcha simultáneamente en quince países europeos, incluida España, con el objetivo de presionar a las marcas de moda y a las autoridades para que erradiquen esa técnica, asuman su responsabilidad y se comprometan a que los trabajadores ya afectados por la silicosis reciban tratamiento y las familias de los fallecidos, una adecuada indemnización.

La oenegé ha informado de que los responsables de las marcas Armani y Diesel -entre otras menos importantes- «han rehusado todo diálogo con la Campaña Ropa Limpia y no han dado ningún paso para eliminar el empleo del Sandblasting» en las empresas que producen los pantalones que ambas compañías distribuyen con sus marcas comerciales.

el ozono «envejece»

El Sandblasting consiste, básicamente, en inyectar oxígeno: una máquina aspira aire, lo filtra, separa sus componentes esenciales y, una vez recogido y purificado, el oxígeno es enriquecido (el O2 pasa a ser O3); es decir, se produce ozono, que es introducido en la maquina que lava los pantalones. La inyección de ozono «envejece» la tela empleada en los vaqueros, que obtiene un tono similar al que conseguiría tras ser expuesta durante largo tiempo a los rayos del sol. Finalmente, el ozono se descompone y es expulsado a la atmósfera.

Hay empresas que ya han impulsado una investigación para sustituir ese proceso.

La ropa vaquera es habitual entre los jóvenes de los países de Occidente