Ni siquiera en el baloncesto, un deporte en el que las estadísticas parecen una verdad inmutable, estas muestran toda la verdad, pero en el caso de Pau Gasol dejan al descubierto su discreto final de temporada. En la fase decisiva, cuando de verdad se mide a las estrellas -y él lo es- ha firmado los peores registros de su carrera: 13,1 puntos y 7,8 rebotes (18,8 y 9,1 en el total de su carrera), descendiendo sus porcentajes de acierto del 52% al 42%, un factor decisivo en el pobre rendimiento de los Lakers. Pero tan elocuente como las frías cifras ha sido la sensación que el español ha transmitido durante sus últimas actuaciones: un par de broncas en público del entrenador, Phil Jackson, los gestos de Gasol ante cualquier error o su escasa reacción ante la adversidad.
¿Qué le ha sucedido en el tramo final al chico de hierro, al deportista que no ha dejado de crecer desde que llegó a la NBA, al jugador que ante la ausencia de Kobe en el inicio de la temporada cargó con el peso del equipo y firmó los mejores números de su carrera, hasta el punto de encabezar el ránking que mide al jugador más completo de la NBA? ¿Qué pasó para que Magic Johnson, una voz con peso en los Lakers, sugiera que el equipo se desprenda de algunos pívots para dejar sitio a Dwight Howard, una estrella con un salario difícil de conciliar con el de Gasol? «Entiendo que del jugador que soy se esperan muchas cosas y si esas expectativas no se dan haya críticas. Debo aprender a manejar todo, tanto dentro como fuera de la cancha», reconoció el español.
El capitán, Derek Fisher, le descargó de responsabilidad por el naufragio: «Si hay algo que siento es no haber entendido esos rumores y decirle que es un error asumir algunas de las cosas que fueron asumidas». Kobe Bryant también le echó una mano a Gasol al desmentir los problemas entre ambos como consecuencia, según el rumor publicado en Internet, de un malentendido entre su esposa, Vanesa, y la novia del español. «Cuando uno fracasa, la gente busca cosas donde no hay nada. Incluso inventan cosas, es ridículo», concluyó.